Hay parejas que duran muy poco tiempo pero otras que pasan casi toda la vida juntas “hasta que la muerte las separe”. Y en algún caso esa separación apenas existe, y la marcha de uno supone el inmediato adiós del otro, como si quisieran irse a la vez. Un matrimonio de Oviedo ha protagonizado una emotiva historia al morir ambos el pasado domingo en apenas 45 minutos de diferencia después de 52 años de vida en común.
José Antonio Pepe García Llana y Cándida Cuervo González se casaron en 1970 en la iglesia de San Esteban de la parroquia ovetense de Sograndio y su funeral fue hace unos días en ese mismo lugar y de forma conjunta. Según informa La Nueva España, él, mecánico de Villapérez, y ella, ama de casa de Sograndio (18 kilómetros los separaban), vivieron toda su vida en el barrio de Teatinos de Oviedo, donde no tuvieron hijos pero fueron muy populares por su generosidad y ayuda con los vecinos.
Ambos pasaron sus últimas semanas en la residencia Ovida, en el barrio de Montecerrao de la capital asturiana, Pepe, que entró antes debido a su deterioro cognitivo, llevaba dos días ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras encontrarse mal y ser trasladado a Urgencias. Pero fue Cándida, que llegó a la residencia el 2 de enero con una salud bastante delicada, quien murió antes. Lo hizo a sus 89 años en el propio centro el pasado domingo a las 13.30 horas, tras empeorar el viernes. Tras ser viudo sólo 45 minutos, Pepe, de 86 años, falleció en el hospital a las 14.15 horas, con lo que sus seres queridos los pudieron despedir a la vez el lunes antes del entierro.
"Cuando llamamos para comunicar la muerte, lo primero que nos preguntaron era si había sido un accidente, pero en realidad fue una curiosa y hasta romántica casualidad", explicó la sobrina de los ancianos.