Ayuso la toma con Pradales y el PNV
Su decisión de adulterar las palabras del lehendakari viene precedida de las tensiones con Urkullu y el PNV en general, al que ya acusó de “racismo”. Busca presentarse como freno del nacionalismo en el PP de un Feijóo acechado por su sombra
Que la presidenta de Madrid acusara al lehendakari Pradales de amenazarla con un “Ayuso, entzun, pim, pam, pum”, una expresión que no llegó a pronunciar en ningún momento, ha servido para generar contenidos informativos virales. Puede existir la tentación de reducirlo a una mera anécdota, una más por parte de una representante del PP que siempre busca dar un titular. Pero no es un caso aislado, tiene implicaciones y evidencia algunas corrientes soterradas en el PP. Para empezar, el episodio es una secuela del desplante que ya protagonizó en la conferencia de presidentes de Barcelona, donde Isabel Díaz Ayuso abandonó la sala para no tener que escuchar la intervención de Pradales en euskera ni utilizar el pinganillo (también se perdió el discurso del president Illa, que intervino en catalán). De ahí que Pradales dijera en el Alderdi Eguna “Ayuso, entzun, Euskadi euskaldun” (Ayuso, escucha, Euskadi es euskaldun). Su gabinete no ha rectificado sus acusaciones a Pradales y sigue defendiendo que el lehendakari escogió una consigna que guarda una similitud fonética con las que lanzaba el entorno de ETA. Pero, más allá de este aparatoso desencuentro y de que la relación con Pradales sea inexistente, la presidenta de Madrid acumula un historial de desencuentros con el PNV en general.
Si se tiene en cuenta que Ayuso ha proclamado en más de una ocasión que ella no iría con el nacionalismo vasco y catalán “ni a la vuelta de la esquina”, cabría interpretar que estos episodios de confrontación pública con el PNV le han dado el perfil que tanto buscaba. En concreto, estos choques la han ungido como el referente más antinacionalista dentro del PP de Alberto Núñez Feijóo, un presidente con quien parece que tiene un pacto de no agresión, pero cuyo liderazgo se encuentra siempre a prueba y acechado por la larga sombra de una Ayuso que gobierna con mayoría absoluta en Madrid. Sin embargo, las encuestas no otorgan una mayoría absoluta al PP en las elecciones generales, de manera que el respaldo de PNV y Junts sería necesario para que pudiera gobernar con estabilidad, salvo que Feijóo haya tomado la decisión estratégica de descartar ese tipo de colaboración y quiera hacerlo con Vox. Por ahora, sigue centrado en reagrupar el voto de la derecha, y en ese marco pueden entenderse los guiños al electorado más duro. En ese sentido, este choque no sería una cuestión exclusiva de Ayuso, sino también del secretario general Miguel Tellado, que lleva meses tratando de vincular al PNV con el caso Cerdán; o una cuestión mucho más amplia que afecta a la línea del PP, que ha recurrido al Tribunal Constitucional la competencia vasca sobre los secretarios e interventores municipales, y ha maniobrado para intentar sin éxito que se eleve el umbral de votos para complicar la entrada del PNV en la Eurocámara.
Pradales critica el desprecio de Ayuso al euskera y su banalización de ETA
Aquella llamada de Ayuso a Urkullu durante la pandemia
Pero, volviendo a los enfrentamientos protagonizados por Ayuso, estos choques vienen de lejos. Accedió a la presidencia de Madrid en agosto de 2019, y poco después estalló la pandemia del coronavirus, un contexto que alumbró un primer y tímido amago de colaboración con las instituciones vascas a través de la única conversación telefónica que llegó a mantener con el entonces lehendakari Iñigo Urkullu. En marzo de 2020, Ayuso telefoneó a Urkullu para abordar la situación de los colegios y la enseñanza presencial tras el estallido del virus. Una y no más.
A partir de entonces, la estrategia política de la presidenta de Madrid cortocircuitó cualquier acercamiento, con una agresiva política de rebajas fiscales para atraer inversiones que Urkullu denunció como un caso de competencia desleal, y también con el recurso judicial que interpuso Ayuso contra el reparto de fondos europeos por emprendimiento juvenil a cuatro comunidades (entre ellas, la CAV y Nafarroa).
El encontronazo fiscal comenzó con el acuerdo que firmaron el PSOE y ERC. Los republicanos catalanes lo reivindicaron como una vía para poner fin al dumping fiscal de Ayuso, y se abrió un debate en el que terminaron posicionándose otros agentes. Uno de ellos fue Urkullu, quien consideró que ese modelo es abiertamente neoliberal porque supone recortar los ingresos para financiar las políticas públicas. Pero, ¿por qué le preocupaba tanto a Urkullu si la CAV tiene autonomía fiscal con su Concierto Económico? Porque, como recordó, Madrid cuenta con la ventaja del efecto capitalidad a la hora de atraer inversiones y, aunque el Concierto se perciba solo como una ventaja, también tiene el inconveniente de ser un sistema de riesgo unilateral por el cual Euskadi se las tiene que apañar con sus propios recursos sin pedir dinero al Estado, lo que le resta margen para hacer rebajas fiscales feroces.
Pero Ayuso lo acusó de tener “envidia” y, a partir de ahí, se abrió paso un desencuentro que se mantuvo durante años. La presidenta de Madrid llegó a hacer campaña en suelo vasco con la fiscalidad. Ayuso concurrió de manera simbólica a las elecciones municipales de 2023 cerrando la lista por Bilbao, y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, lo hizo en Durango. Fue en ese contexto cuando Ayuso lanzó también sus proclamas a favor de ilegalizar a EH Bildu. El PP de Javier de Andrés ha alimentado esta simbiosis con Ayuso porque las rebajas fiscales son uno de sus ganchos electorales en suelo vasco, aunque a la larga ha tenido que tragarse el sapo del plante de la presidenta madrileña al euskera en la conferencia de presidentes, algo que solo criticó desde Gipuzkoa Mikel Lezama.
De dictaduras, racismos y universidades
La fijación de Ayuso se trasladó también a la polémica por los insultos racistas contra Vinícius. La presidenta aprovechó no para hablar sobre Vox ni sobre los discursos xenófobos en el Estado español, sino para desviar el foco hacia las “conductas racistas” en el “PNV, es fundamento del Partido Nacionalista Vasco, ahí lo llevan”. Casualidad o no, la ponencia que presentó el PP de Feijóo para su congreso de julio proclamaba que “el nacionalismo nace del supremacismo y de una visión egoísta de la patria”, lo que sirvió para preguntarse de nuevo quién marca la línea en el PP. Ayuso también ha convertido en una afrenta la decisión de la universidad del País Vasco de operar solo con sus siglas en euskera, EHU, para evitar la confusión con una universidad valenciana. “Las dictaduras entran a sorbos”, dijo.
La radicalización del PP no frena la sangría de votos hacia un Vox al alza
¿Un estilo personal o una estrategia de partido?
Antes de su último choque con la presidenta de Madrid, Pradales ya había acuñado un término para referirse a la situación del PP, la “ayusización” de este partido, aunque también es cierto que el PP en general está decidido a confrontar con el PNV para agrupar todo el voto conservador en una simbiosis que cada vez con mayor frecuencia provoca estos encontronazos de alto voltaje. ¿Es Ayuso la que arrastra al PP como principal referente de esta estrategia, o todos se retroalimentan?
En la conferencia de presidentes donde Ayuso plantó al lehendakari, solo ella se levantó para abandonar la sala, pero la mayoría de los mandatarios del PP que se quedaron renunciaron a usar el pinganillo. Solo cuatro presidentes de los 13 que tiene el PP decidieron usar la traducción para entender lo que decía el lehendakari. Fueron los de Cantabria, Ceuta, Galicia (Alfonso Rueda ha participado en coloquios con el lehendakari y ha tomado nota de varias transferencias para exigirlas también para la Xunta), y Andalucía (aquí también existe colaboración institucional para impulsar la macrorregión atlántica, y Pradales logró superar su desencuentro con Moreno y abrir un grupo de trabajo en materia de migratoria después de que el presidente andaluz asegurase de manera errónea que la CAV había sido reconocida como frontera norte). En paralelo, el PP acusa al PNV de ser “cómplice” de los presuntos casos de corrupción del PSOE. Tras el informe de la UCO sobre unos pagos al exministro José Luis Ábalos que no cuadrarían con la contabilidad socialista, Miguel Tellado opinó este sábado en rueda de prensa que ya se ha cruzado la línea que pusieron los socios a Pedro Sánchez, que no hubiera financiación irregular.
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