El nuevo rumbo de la sanidad pública vascaE.P.
La sanidad pública vasca tiene ya definido el nuevo rumbo para los próximos años y décadas. Nueve meses después de que el lehendakari Imanol Pradales diera el pistoletazo de salida a la Mesa del Pacto Vasco por la Saludliderado por el consejero del ramo, Alberto Martínez, la que va a ser la hoja de ruta del sistema sanitario público de Euskadi ha sido cerrada y aprobada por la treintena de agentes que lo integran. Más allá de las listas de espera y la falta de médicas y médicos, Osakidetza y los grupos de trabajo de expertos que conforman la gran iniciativa de Euskadi han plasmado las bases para una reforma estructural.
La Mesa del Pacto de Salud ha sido el espacio de diálogo y construcción de soluciones para los problemas del sistema público vasco de salud y de diseño de las estrategias que deberá desarrollar en los próximos años para seguir siendo un servicio sanitario puntero. Todo ello con el objetivo de mejorar y transformar el servicio público de salud, crecer en bienestar y preparar el futuro.
Junto con el acceso a la vivienda, la sanidad constituye una de las principales preocupaciones de la ciudadanía vasca, especialmente tras la pandemia del Covid, aunque en los últimos meses ha descendido esa percepción tras realizarse algunos ajustes en los centros sanitarios.
Pradales ya lo avanzó en la campaña electoral de su partido, y lo activó nada más llegar a Ajuria Enea. El lehendakari quiso involucrar a todos los agentes implicados en un foro de escucha, diálogo y construcción de soluciones. Así, hizo partícipes a todas las entidades implicadas: desde los representantes de los colegios oficiales de médicos, enfermería, farmacéuticos, psicología, odontólogos, ópticos y optometristas, trabajadores sociales, fisioterapeutas, biólogos y veterinarios; los partidos políticos EAJ-PNV, PSE, EH Bildu, PP y Sumar; los representantes de los sindicatos con representación en la Mesa Sectorial de Osakidetza, esto es, LAB, CC.OO., UGT, Sindicato Médico, SATSE y SAE; las universidades EHU, Deusto y Mondragon Unibertsitatea; así como Confebask. Solo el sindicato ELA rechazó participar en este foro.
“Tenemos un intenso debate, pero estamos esperanzados en que el pacto pueda salir adelante porque si los profesionales y los pacientes consiguen llegar a acuerdos, la mesa también lo conseguirá”, señaló Martínez en los comienzos del proceso a modo de declaración de intenciones.
La Mesa está integrada por 30 agentes, incluidos Osakidetza y el Departamento de Salud (que no tienen voto en la Mesa), y son los que han refrendado por mayoría las decisiones trasladadas por los grupos de trabajo integrados por representantes o delegados de las entidades que forman parte de la Mesa del Pacto Vasco de Salud. Generalmente, han sido expertos en salud o personas de confianza de la entidad.
Expertos
En total, han participado unos 550 expertos agrupados en torno a 24 grupos específicos constituidos tras el consenso alcanzado sobre los diagnósticos, principios y valores y estrategias sobre las que trabajar a futuro. El cruce de ideas, estrategias y propuestas ha sido muy prolijo y el debate muy intenso para elaborar un documento y remitirlo a la Mesa con las enmiendas correspondientes discutidas y votadas.
El foro pretende dar respuesta a cómo transformar el sistema de salud de Euskadi para que siga respondiendo durante las próximas décadas. La pregunta trasciende el desafío de las listas de espera e incluye el fomento de la salud, la prevención y los mecanismos de atención sanitaria. Los objetivos son asegurar el acceso universal de toda la población, independientemente de su situación socioeconómica o lugar de residencia, la sostenibilidad del sistema, a través de medidas que aseguren su viabilidad a largo plazo, la participación ciudadana -incluyendo la voz de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre políticas de salud-, y la prevención y promoción de la salud.
Reunión de la Mesa para el Pacto de Salud
En su fase inicial el proceso arrancó con una identificación del diagnóstico de situación exigente y compartido. Entre los asuntos que se acordaron destacan cuestiones tan relevantes como la articulación de medidas para reducir la temporalidad en Osakidetza o la definición de las áreas donde el relevo generacional es más apremiante. También se apuesta por la reducción de la carga burocrática de las y los médicos, para que dispongan de más tiempo en la atención a sus pacientes; la enfermería y las nuevas especialidades de sus profesionales; o la incorporación de otras titulaciones profesionales, además de las médicas o de enfermería. Además, se hace hincapié en la importancia de evaluar y medir los resultados en salud o en la necesidad de compaginar la digitalización con la humanización, entre otros temas.
Tras los diagnósticos se encomendaron a definir los principios y valores que regirán sus estrategias y acciones. La resultante fue la determinación de una veintena de líneas estratégicas en las que durante los últimos meses han venido trabajando simultáneamente los diferentes grupos. De ellos, casi la totalidad han sido consensuados por unanimidad como es el caso, entre otros, de la prevención y vigilancia de la salud, el fortalecimiento de la atención primaria y comunitarias, la atención socio sanitaria, los cuidados al final de la vida, oncología, salud mental, investigación e innovación en salud, política de personas, deliberación y toma de decisiones compartidas o derechos lingüísticos de pacientes y profesionales.
El nivel de consenso alcanzado en este inédito proceso ha sido absoluto, lo que ha permitido acordar un diagnóstico, los principios y valores del futuro sistema, las 24 líneas estratégicas definidas, más de 150 objetivos y cerca de 300 iniciativas o acciones. “Se trata de un patrimonio de la propia sociedad y ha de sustanciarse en un compromiso de país que permita dotarnos de un modelo capaz de dar respuestas a las necesidades de los y las pacientes”, ha señalado recientemente el consejero Martínez.
Uno de los temas más destacados ha sido el fortalecimiento de la atención primaria y comunitaria y para ello se contemplan, entre otras acciones, reorganizar la estructura, incluir nuevos perfiles profesionales, definir ratios de profesionales, dimensionar y coordinar los equipos de centros de salud y PAC, incentivar la permanencia de profesionales, potenciar la participación en intervención comunitaria, simplificar las labores administrativas y la formación continuada, entre otras.
En los últimos tiempos, la salud mental se ha convertido en una preocupación creciente en todo el mundo y también en Euskadi. El estrés, la ansiedad y la depresión están afectando a una parte significativa de la población ya están realizando esfuerzos para promover la búsqueda de ayuda profesional.
Atención Primaria
En este sentido, en el pacto se plantean iniciativas como incorporar en Atención Primaria a profesionales de psicología clínica y sanitaria, optimizar los recursos en salud mental; avanzar hacia una gobernanza que incluya pacientes, familias y profesionales en la toma de decisiones; acercar a la comunidad la prevención y atención del proceso no patológico y del Trastorno Mental Común; o atención del Trastorno Mental Grave en los dispositivos especializados, entre otras.
El consenso ha sido el denominador común de la mesa de Salud que ha llegado a su fin con tres meses de retraso sobre lo previsto. Prácticamente todas las líneas de trabajo han sido elaboradas y debatidas en común y, salvo excepciones puntuales, respaldadas por unanimidad. Sin embargo, a última hora ha estallado el debate sobre la colaboración público privada con posiciones encontradas entre la mayoría de la mesa y algunos agentes. Frente al argumento de EH Bildu de una alta privatización en Osakide-tza, el consejero de Salud defiende que el Sistema Vasco de Salud es “el más público de Europa”, con un 5,6% de colaboración público-privada.
Acciones
- Osakidetza. Entre los asuntos que se han abordado destacan cuestiones como la articulación de medidas para reducir la temporalidad en Osakidetza o la definición de las áreas donde el relevo generacional es más apremiante. También se apuesta por la reducción de la carga burocrática de las y los médicos, para que dispongan de más tiempo en la atención a sus pacientes; la enfermería y las nuevas especialidades de sus profesionales; o la incorporación de otras titulaciones profesionales, además de las médicas o de enfermería.
“El objetivo es que la asistencia sanitaria sea pública. Entendemos que hay una colaboración público-privada, así aparece en el diagnóstico acordado en la Mesa del Pacto de Salud, y nos fijamos el objetivo de que este nunca supere el límite del 6% y que sea exigente, transparente, que aporte valor, esté justificado, y que sea controlable”, ha reivindicado Martínez.
El peso de la externalización es el más bajo de Europa porque 95 de cada 100 euros se quedan en Osakidetza y esta colaboración se produce con entidades como la Cruz Roja, Fundación Maitia, el hospital San Juan de Dios, algunos servicios de limpieza o el acceso a determinadas pruebas diagnósticas para acelerar la atención a los pacientes. Pero EH Bildu, Sumar y sindicatos como Satse quieren revertir la situación. Al contrario que en el pacto de Educación, que lo refrendó obviando el argumento de la privatización y da por buena la concertación público-privada, la coalición amagó con salirse del pacto tras haber avalado buena parte del resto de las líneas. Sea como sea, el proceso ha llegado a su estación final con un consenso muy amplio en todos sus apartados, incluyendo el de la colaboración público-privada.El texto referido a la colaboración público-privada que ha salido adelante apela, entre otras cuestiones, a “no superar el porcentaje actual” de gasto sanitario dedicado a la prestación de servicios mediante el modelo de colaboración público-privada.