Si cada sonido es necesario, cada céntimo es imprescindible. Bajo esa premisa, el Aitzina Folk se asoma desde la capital alavesa a una decimotercera edición que ya ha saboreado sus primeros aperitivos antes de que, dentro de nada, se despliegue todo el menú con la misma premisa de siempre: disfrutar de la música y aportar todo lo económicamente posible a la investigación de la ataxia telangiectasia.
El festival es una de las múltiples acciones que a lo largo del año lleva a cabo Aefat, la asociación que agrupa a familias y personas afectadas por una enfermedad de las denominadas raras.
Cultura y deporte suelen ser los ejes básicos de la acción de una entidad que es posible gracias al aporte de no pocas personas voluntarias que se implican de lleno, por ejemplo, en todo lo que supone llevar a cabo un festival como es el Aitzina Folk.
La parte solidaria
Al fin y al cabo, uno de los dos ejes fundamentales del certamen es conseguir dinero para poder financiar proyectos de investigación que busquen una cura o tratamiento para la ataxia telangiectasia, una enfermedad genética, multisistémica y neurodegenerativa que afecta a tres chicos en Euskadi y más de 40 personas en el Estado. La ataxia telangiectasia causa una grave discapacidad física progresiva y más probabilidad de cáncer.
El fin de fiesta se vivirá en Mendizorroza el 28 de diciembre con una doble cita tanto para el público familiar como para el adulto
Afecta a las funciones de diferentes órganos y provoca incapacidad de coordinar movimientos, pérdida progresiva de movilidad, dificultad en el habla, estancamiento en el crecimiento, inmunodeficiencia, envejecimiento prematuro, dificultades para comer, problemas en la piel y en la visión, neumonías y otras complicaciones como la posible aparición de tumores.
Junto a las personas afectadas y sus familias está Aefat, una asociación sin ánimo de lucro creada en 2009 y declarada de utilidad pública desde 2015, que está formada por familiares y personas relacionadas con afectados con AT de diferentes puntos de España.
También mantiene contacto cercano con las familias de afectados en Iberoamérica, y se relaciona con asociaciones similares en la A-T Global Alliance. Lo que se consigue en propuestas como el Aitzina se destina a apoyar proyectos de investigación, un elemento esencial.
De hecho, se están dando ahora pasos muy importantes con un ensayo en el que hay muchas esperanzas puestas.
Sin embargo, al tratarse de una enfermedad rara es muy costoso económicamente poder llevar a cabo esa labor médica tan necesaria. De ahí la importancia del camino recorrido por el festival. Cabe recordar que además de lo obtenido en la taquilla de aquellos conciertos que son de pago, también existe una Fila 0 (se pueden hacer ingresos en la cuenta 3035 0228 96 2280099996 de Laboral Kutxa).
La parte musical
Tras los pasos previos ya dados desde mediados de octubre, el certamen empezará a vivir su parte principal desde el próximo día 21, cuando Oskarbi se apodere del escenario de Izaskun Arrue Kulturgunea. A partir de ahí, el certamen se adentrará en un maratón sin descanso. Se vivirá así los días 28 y 29 de noviembre.
En la primera jornada, el Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde) recibirá a Xabier Díaz & Adufeiras. Sin moverse del sitio, justo 24 horas después se vibrará con la artista Karmento.
La ataxia telangiectasia es una enfermedad genética, multisistémica y neurodegenerativa que afecta a tres chicos en Euskadi
De ahí se pasará a un último mes del año en el que el Aitzina Folk será un no parar. La sala Jimmy Jazz acogerá el día 5 de diciembre el concierto de Haize Arrosa & Faltriqueira. Al día siguiente, se producirá una comida popular en Izarra que contará con la música de Aitzina Ceol Taldea.
Al fin de semana siguiente, la actividad volverá a ser frenética. El día 12, de nuevo en el Ibáñez de Matauco, será el turno para El Nido.
El 13 arrancará con el ya tradicional encuentro de escuelas de música que se llevará a cabo en el Conservatorio Jesús Guridi. En este mismo escenario, pero por la tarde, actuará la agrupación Sinfonía Navarra.
El 17 se producirá la también habitual sesión abierta de folk con Hala Bedi Taberna como punto de encuentro, que dará pasó el 18 al concierto que en Izaskun Arrue Kulturgunea ofrecerá Juan Mari Beltran, uniéndose de manera especial para la ocasión con el dúo gasteiztarra Fanny Desk.
Por su parte, el 19, las tablas del Ibáñez de Matauco acogerán la actuación de Deira, trío formado por músicos de Asturias y Andalucía.
El grupo francés Doolin’ se adueñará del Félix Petite (centro cívico Ibaiondo) el 20 de diciembre. Al día siguiente, el festival volverá a Hegoalde, donde se ofrecerán dos pases del concierto para bebés que protagonizará Xaramela. Serán las últimas propuestas antes de llegar al broche de oro de esta edición del festival.
Eso sucederá el 28 con una doble cita en Mendizorroza, el espacio de mayor aforo que usa el certamen y, por tanto, el que más financiación para la investigación proporciona al evento solidario. Al mediodía, se producirá otra actuación pensada de manera especial para los más pequeños y las más pequeñas.
Dentro de la sección Txikifolk, en el polideportivo actuarán Titiriteros de Binéfar, grupo bien conocido y con un público muy fiel en tierras alavesas, por cierto. Ese mismo día, pero a partir de las ocho de la tarde, la clausura estará en manos de Xabi Aburruzaga y de Fetén & Fetén. Tradición e innovación se darán la mano en una cita que promete y mucho.
En paralelo
Además, como suele suceder otros años, el festival también propone la realización de diferentes talleres. Así, el 30 de este mes, Labe Gazte Laborategia acogerá un curso de txalaparta realizado por la asociación Txalamako.
El 1 de diciembre, además, el centro de atención estará en el irrintzi, del que se hablará en el Pabellón Universitario de la EHU.
A esto hay que sumar que para apoyar la difusión y crecimiento del folk, como viene siendo habitual en el certamen, el Aitzina realizará un especial hincapié en la presencia de las artistas e intérpretes a través de su sección online Mujeres en el folk.
El evento, además, cuenta con un compromiso con la sostenibilidad.
Por ello recomienda a sus espectadores desplazarse en transporte público, caminando o en bicicleta hasta las ubicaciones de las distintas actividades programadas. También recuerda a las personas asistentes otros gestos importantes como no imprimir las entradas, llevarlas en el móvil, reutilizar su vaso de bebida y reciclar los residuos en cada contenedor.
Asimismo, el festival sigue un protocolo de atención contra la violencia sexual y delitos de odio, con un punto de atención al público de color violeta en cada actividad.