- Pacma ha mantenido una línea ascendente en cuanto al número de apoyos en las sucesivas elecciones. ¿Cree que puede estar cerca de acceder al Parlamento Vasco o el Congreso?
-Imposible no es, a nivel autonómico igual es más complicado, pero en las últimas generales y las europeas los sondeos ya nos daban representación. Y mira la sorpresa de las elecciones en Portugal y Francia.
Se quejan, eso sí, de que la Ley Electoral les penaliza.
-De salida tienes un filtro que es el porcentaje mínimo que tienes que sacar por provincia, si no llegas al mismo ni siquiera entras a computar en el reparto.
¿Cómo inició su implicación y activismo en las cuestiones animalistas?
-Ya llevaba unos años colaborando de muchas formas, hay un montón de necesidades para echar una mano. De repente, un buen día mi chico me dijo si no me saldría mejor implicarme algo más para intentar cambiar las cosas de verdad. Y para cambiar las normas tienes que meterte en el mundo de los que las hacen para presionar. En algún momento pasará que llegaremos a entrar, seguro, y lo vamos a aprovechar un montón.
Tienen una serie de reivindicaciones específicas de Euskadi, como las referidas a las asto probak y las idi probak.
-También el Antzar Eguna y lo que pasó con el lobo, que en Álava estuvieron autorizando batidas en invierno. Ningún partido habla de estas cosas y aquí en Euskadi también tenemos lo nuestro.
La caza y la tauromaquia también saltan a la primera línea de la actualidad cada cierto tiempo. Pacma tiene una opinión muy firme sobre estas dos prácticas.
-Son dos de nuestras líneas rojas. Hay más, pero estas dos son inamovibles, no son negociables, bajo ningún concepto. También el uso de perros catalogados de caza porque tienen bastantes menos derechos que los perros de compañía. Aparte de que estás permitiendo a una persona que tenga un animal y lo utilice contra otros animales, como si fuera un arma. Y solo porque los catalogan de forma distinta en una normativa.
La tragedia en Zaldibar también ha sacado a la luz la gestión de los vertederos.
-De repente se ha visto que era todo un despropósito a todos los niveles: ambiental, ahí había sustancias nocivas que tenían que tener otro tipo de control, estaba sobrecargado y las inspecciones vete tú a saber. Y los dos hombres que están ahí todavía, eso sí que es fuerte, te pones en el lugar de las familias y... Es una de las cosas más graves que nos han pasado pero los partidos están todo el día a tirarse los trastos en lugar de que la oposición presione y que asuma responsabilidades quien deba hacerlo.
¿Qué ha demostrado la crisis del coronavirus en cuanto a la gestión de la misma?
-Ha sido bastante desastre. Puedo entender que es una cosa que no pasa todos los días, que es muy grave y te desborda, pero para empezar reaccionaron tarde. Más todo el desabastecimiento que ha salido a la luz en la sanidad, también aquí en Euskadi. Han faltado mascarillas y a los sanitarios no les han tratado como deberían, a muchos les mandaron a trabajar sin saber si ya habían pasado el covid. ¿Y cuántas veces han cambiado el discurso con las mascarillas?