barcelona - Marta Rovira se ha convertido en el epicentro de la política catalana. Después de que Oriol Junqueras le ungiera como próxima presidenta de Catalunya en caso de victoria republicana, la secretaria general de ERC provocó ayer que el unionismo montara en cólera al afirmar que el Estado tenía en mente un “escenario de violencia con muertos en la calle” en caso de implementar la declaración independentista de la república catalana. Hay quienes sostienen que sus palabras no son más que el mensaje que le trasladó su líder cuando le visitó anteayer en la prisión madrileña de Estremera, donde le instó a tratar de que el soberanismo deje de afear las razones de por qué no se ha ido desarrollando el Estado propio. Con todo, el Govern cesado y miembros del secesionismo ya habían aireado estos días que si la tensión política no se rebajaba había ese riesgo de violencia. Pero Rovira, en una entrevista radiofónica en Rac1, especificó que ésta no sería producto de enfrentamientos más o menos espontáneos entre unionistas e independentistas, sino por la acción directa del Gobierno español a través del Ejército. Según constató, “fuentes solventes y contrastadas” del Ejecutivo del PP hicieron llegar a Carles Puigdemont y a su vicepresident Junqueras la posibilidad de ese escenario de “violencia extrema” que derivaría en muertes. Una especie de amenaza en los días posteriores al 1-O en los que debían decidir si había elecciones o llevaban adelante la DUI, y en la que se les apelaba a “desescalar la tensión”.

Reconoció Rovira que esta acusación puede parecer un acto de tirar la piedra y esconder la mano pero ahondó en que “por múltiples vías nos hacían llegar” este horizonte y, aunque ahora no está en condiciones de desvelar los nombres de estas fuentes, lo hará en el futuro “si es necesario”. La dirigente republicana consideró que las advertencias se referían a que “habría sangre” y que “esta vez no serían pelotas de goma como en el referéndum del 1-O” sino “que sería muy contundente”. En concreto, la candidata republicana señaló que estos capítulos violentos no vendrían de la mano de la Policía Nacional o la Guardia Civil desplazada a Catalunya para detener la jornada de votación, sino que procedería del Ejército. De hecho, puntualizó que ya “estaban entrando armas en Sant Climent Sescebes”, municipio en el que hay un gran cuartel militar.

frenar la autocrítica Previamente, Puigdemont hizo una referencia al respecto en una rueda de prensa desde Bruselas al poco de llegar a la capital belga para evitar la acción inmediata de la justicia española, argumentando que la postura de marcharse de Catalunya se explicaba porque, “si nos hubiéramos quedado” y hubiéramos dado “una cierta resistencia”, habría habido “una reacción de enorme violencia por parte del Gobierno” popular, pero “no quiero exponer a la población de Catalunya a otra jornada de violencia”. También Junqueras hizo saber estas intenciones en términos semejantes, pero sin el detalle con el que se expresó Rovira. Sus acusaciones llegaron después de trasladar la impresión que recogió de los exconsellers encarcelados, ya que estos piensan que se ha hecho un “exceso de autocrítica” por parte del independentismo en las últimas jornadas en el sentido de que el Govern no se hallaba preparado para implementar la ruptura y que se había pecado de ingenuidad, cuando para lo que no estaba preparada la Generalitat era para “tanta violencia” por parte del Estado.

Rovira recordó que cuanto Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, se refirió a la cuestión catalana en esos días lo hizo porque estaba informado de estas intenciones, y por ello comentó que no estaba “de acuerdo con lo que ha pasado” y pidió al Gobierno de Mariano Rajoy “usar la fuerza de la razón y no la razón de la fuerza”. La republicana defendió que el Govern de Puigdemont “sí estaba preparado” para la independencia, y que los avances en las estructuras de estado y en las leyes aprobadas, aunque impugnadas por el Gobierno ante el Constitucional, así lo demuestran. “Lo que el Govern no estaba dispuesto a asumir es un escenario” como el descrito. A su juicio, las amenazas demuestran que “el régimen del 78 era una broma” y que “el fascismo está presente en las instituciones de país y actúa impunemente”. Rovira apuntó que no olvida cuando “nos dijeron que sin violencia se podía hablar de todo”, algo que a su entender se ha demostrado “falso”. Mientras que “ahora que el independentismo es mayoritario en nuestro país, el fascismo sale y para preservar la unidad está dispuesto a todo”, con “violencia y la degradación del estado de Derecho”.

enfado unionista Su juicio de valor y lamento enfadó al unionismo, que no tardó en replicarle. El portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, ya había calificado las manifestaciones como una “burda patraña”, precisando que “los dirigentes secesionistas están acostumbrados a mentir”. “Puigdemont dijo que asumiría su responsabilidad política y, ahora, ya ven dónde están huyendo”, exclamó. La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, dijo que la denuncia es “absolutamente falsa”, mientras que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, acusó a Rovira de “mentir”. “Es falso lo que dice y lo sabe”, zanjó. El delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, añadió que la manifestación de la republicana es una “grave irresponsabilidad, una mentira miserable”, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, arremetió contra el mundo independentista por “hacer victimismo”.