Bilbao - El colectivo de presos de ETA reafirmó ayer su apuesta por las vías legales para obtener beneficios penitenciarios con una manifestación en la que miles de personas, incluyendo centenares de exreclusos y exrefugiados, marcharon por el centro de Bilbao para reivindicar esta nueva estrategia -impensable hace tan solo unos años y que ya están llevando a la práctica los dirigentes de la izquierda abertzale en los últimos procesos judiciales- frente al sector crítico de Sortu y a la política penitenciaria del Estado español. Eso sí, los presos establecieron dos líneas rojas en su asunción del ordenamiento vigente para poder progresar de grado: el arrepentimiento y la delación.

La movilización de ayer supuso una demostración de fuerza de cuál es el sentir mayoritario dentro del colectivo de presos -EPPK en sus siglas en euskera-, después de que los críticos, también conocidos como ATA, defendieran sus posiciones maximalistas -libertad sin condiciones y amnistía total para los reclusos- en una marcha el 2 de abril en el barrio bilbaíno de Rekalde en la que participó un millar de personas. El pasado martes trascendió además que el Movimiento pro Amnistía y contra la Represión (ATA) ha pedido por carta a todos los presos que cumplen condena en los estados español y francés que ignoren la legalidad penitenciaria y las salidas individuales a su situación por las que aboga Sortu.

El exdirigente de Gestoras pro Amnistía Juan Mari Olano fue explícito ayer al advertir de que “no se debe confundir el camino con la meta” y que “la lucha para repatriar a los presos tiene que ser escalonada por fuerza”. Durante el discurso que pronunció desde el Ayuntamiento de Bilbao al término de la manifestación, supeditó la “consecución del plano general de la amnistía” al logro de los “objetivos políticos que este país persigue”. Estableció dos prioridades en este proceso: la inmediata liberación de los presos enfermos y el fin de la dispersión, que definió como “un castigo añadido y brutal contra los familiares y amigos”. “Queremos hacerlo con el conjunto de la sociedad, pero con contundencia”, zanjó.

Antes del inicio de la marcha, Antton López Ruiz, Kubati, que fue uno de los encargados de portar la pancarta, explicó que el objetivo de la convocatoria era apoyar la postura que el colectivo de presos adoptó en 2013 cuando anunció que “había que intentar desactivar las leyes de excepción” y que “estaba dispuesto a recorrer esa legalidad”. Una declaración de intenciones que no pudo llevar a la práctica por culpa de la “legislación de excepción”, reproche con el que coincidió Josetxo Arizkuren, Kantauri -actualmente encarcelado en la prisión de Teruel-, en la carta que se leyó al final del acto y en la que abogó por “desarrollar la potencialidad del documento de 2013 y que la represión del Estado impidió socializar”.

“Reforzando nuestro carácter político queremos explorar las posibilidades de espacios de legalidad por los que hasta ahora no se han transitado”, afirmó en la misiva el exdirigente de ETA, quien estableció “dos líneas rojas” que los presos no traspasarán: “el arrepentimiento y la delación”, lo que provocó los aplausos de la multitud que se perdía más allá del puente del Ayuntamiento. “El resto se tiene que convertir en un espacio de líneas verdes por el que transitar”, concluyó. Ayer también se leyeron las cartas redactadas por Ana Belén Egues y Asier Ormazabal, que cumplen condena en los penales de Córdoba y A Lama (Pontevedra), respectivamente.

Adhesiones La manifestación celebrada ayer con motivo del Día Internacional de los Presos Políticos contó con una única pancarta con el lema Amnistiaren bidean, preso eta iheslariak etxera (En el camino de la amnistía, los presos y huidos a casa). La misma frase encabezaba el documento en favor de las vías legales para acelerar la excarcelación y el acercamiento que fue presentado el 13 de marzo en Usurbil por más de 750 expresos y exrefugiados. El mismo ha ido sumando adhesiones desde entonces hasta llegar a las más de 1.650 personas que han pasado por la cárcel, la deportación o el exilio que lo han firmado.

La cita ayer era a las 12.00 horas en la plaza de La Casilla. Encabezaron la marcha antiguos reclusos y exiliados, y entre los que portaban la pancarta estaban Kubati, Miren Zabaleta, Xabier Alegría, Juan Mari Olano e Itziar Aizpurua. Por detrás se pudo ver a Jon Agirre Agiriano, Josu Zabarte, Isidro Garalde Mamarru, José Luis Elkoro y Teresa Toda. La marcha, que estaba precedida por un vehículo con megafonía que iba lanzando proclamas, comenzó entre aplausos y con las notas de color que aportaban las ikurriñas, banderas de Nafarroa y alguna senyera.

Durante todo el recorrido hasta el Ayuntamiento, pasando por la plaza Zabalburu, se escucharon cánticos de “presoak etxera, amnistiaren bidea”, “hemen gaude, presoen alde” o “iheslariak etxera”. En una movilización con escasa presencia de dirigentes de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi se incorporó a la misma unos 200 metros después de su inicio, causando un notable revuelo aunque rechazó hacer declaraciones -“hoy los protagonistas son ellos”, afirmó-. Para entonces, si se echaba la vista atrás se podía ver la calle Autonomía repleta de personas. También acudieron Rufi Etxeberria, Joseba Álvarez, Tasio Erkizia y la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide.

En la calle Hurtado de Amezaga estaban apostadas algunas de las furgonetas que participarán en la marcha contra la dispersión convocada el 7 de mayo con diversas actividades, y frente a la estación de Abando un grupo de personas sostenían una pancarta con la frase Deportatuak etxean eta bizirik nahi doguz! La manifestación llegó a las 13.00 horas al Ayuntamiento, donde los discursos se alternaron con los bertsos de Xabier Arriaga, Txiplas, y Xabier Amuriza.