as crónicas dirán que el Barcelona fue superior al Baskonia, y tienen razón. Pero aún así, el partido de ayer sirvió, al menos a mí, para comprobar que la remozada plantilla de Dusko Ivanovic continúa fiel al sello innegociable del entrenador. No importan tanto, aunque escuecen, las terribles desconexiones que todavía sufre este equipo aún incompleto y escaso de rodaje. Lo esencial a estas alturas del año es que, como el ejercicio pasado, siempre vuelven y acaban los partidos peleando por la victoria. El Barcelona también está en formación y, desde luego, tiene muy buena pinta, sobre todo por la competitividad absoluta que le está transmitiendo otro entrenador de gran talla como Jasikevicius. Ambos equipos serán seguramente más fuertes en el futuro y más teniendo en cuenta que todavía les faltan piezas que se antojan muy importantes para calibrar el potencial real de sus plantillas. Cierto es que el Barcelona siempre será más rico que el Baskonia y que, por tanto, podrá aspirar a jugadores más contrastados, y caros, en el mercado. Pero el club vitoriano parece tan ambicioso como casi siempre y buena prueba de ello ha sido el rápido descarte de Carrington para, se supone, sustituirle por otro jugador más resolutivo y capaz.