El crecimiento moderado de la economía vasca en los últimos años y la estabilización de la tasa de paro por debajo de los diez puntos (9,6% el pasado 2019, siete décimas menos que en el ejercicio anterior), lo que deja el número de parados por debajo de las cien mil personas (97.100), permite abrir un nuevo ciclo para el empleo tras dar por superada la mayor parte de la influencia en el mismo de la crisis económica iniciada en 2008. De hecho, en los últimos cuatro ejercicios la economía vasca ha llegado a recuperar en torno a cien mil empleos y sitúa el número de afiliados a la Seguridad Social en números (945.500) que, de la mano de unas previsiones económicas que sitúan el crecimiento en el 1,9% para 2020 y por encima del 2% en el 2021, permiten aspirar en el corto plazo al hito histórico del millón de ocupados, ya netamente por encima del número total de personas inactivas que, según la encuesta de Población en Relación con la Actividad (PRA) del Eustat, se situó en el último trimestre del pasado año en las 797.400. Ahora bien, la constatación de la paulatina, sostenida y notable mejoría en el empleo durante los últimos cuatro ejercicios no impide comprobar asimismo las carencias y desafíos que este nuevo ciclo presenta, especialmente en tres aspectos concretos: la cronificación, el desempleo juvenil y la brecha de género. Así, la pretensión de reducir el paro a niveles cuasitécnicos, en torno al 5%-6%, explicitada el miércoles por el consejero de Economía, Pedro Azpiazu, precisa llevar aparejadas políticas adaptadas para quienes son la mayor parte de esos 97.100 desempleados, ya que más de setenta mil no acceden a prestaciones y pueden considerarse crónicos. Del mismo modo, sigue pendiente la total equiparación de las tasas masculina y femenina, ya que esta última se mantiene por encima del 10% e incluso se incrementó en el último trimestre del pasado año. Y, finalmente, el mantenimiento de la tasa de paro juvenil por encima del 22% y más concretamente la que afecta a jóvenes con estudios primarios o secundarios (13,2% y 10,9% respectivamente) exige de incentivos propios más allá del enorme relevo generacional de un tercio de la fuerza de trabajo -con una incidencia aún más clara en el empleo público- que el mercado laboral vasco prevé para los próximos años.