Nos estamos empezando a temer que alguno de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero no llegue vivo al día de los veteranos. Lo están dando todo y eso que a los que hoy les toca chiquillería, vienen dosificando fuerzas porque tienen la agenda para este jueves repleta. De hecho, nuestro querido escanciador de café y otras sustancias, que es más listo que el aire, se ha inventado esta vez un desayuno familiar para la jornada de Celedón Txiki y Edurne, convencido de que abuelos y querubines le van a hacer todavía más caja. Lo cierto es que llevamos desde el fin de semana en un sin parar de comidas, cenas, vermut con pintxos... y ya hemos tenido un par de hígados que han sacado la bandera blanca pidiendo una tregua que, por supuesto, no se les ha concedido. Sufrimos en la bajada porque un grupo de aitites decidió no ver el estallido de la fiesta desde la tele del bar. Se debieron quedar en General Loma, pero eso no impidió que regresasen hechos unos zorros y con sombreros comprados por dos duros como para regalar a todo el barrio. Cómo será la cosa, que hay lista de espera en el local para la cena del 9, algo que no había pasado nunca hasta ahora. Están desatados, salvajes y fiesteros. Hasta se han aprendido La Morocha.
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