Pese a la incógnita sobre la fecha final de las próximas elecciones en Euskadi, los partidos vascos tienen ya en marcha la maquinaria para afrontar unos comicios que se prevén muy disputados y que serán inéditos por cuanto se ha producido una inusual renovación de los candidatos a lehendakari de las principales formaciones, que han experimentado un significativo relevo generacional. En este sentido, la proclamación oficial por unanimidad de Imanol Pradales como candidato a lehendakari del PNV realizada ayer por la Asamblea Nacional jeltzale dio el pistoletazo de salida al nuevo liderazgo en el ámbito institucional, dentro de la tradicional bicefalia, de la formación mayoritaria en Euskadi. Los primeros discursos de cualquier aspirante oficial a un cargo como la Lehendakaritza suelen estar muy cuidados y medidos y dejan entrever las prioridades, las sensibilidades, la identidad y personalidad propias y las aspiraciones o ambiciones del candidato. El alegato pronunciado ayer por Pradales ante miles de militantes no fue una excepción y encaja con la apuesta anunciada por el PNV de relevo generacional con la mirada puesta en la perspectiva ilusionante de la Euskadi de las próximas décadas sin olvidar los 128 años de historia del partido y, en lo más cercano, la construcción nacional que se lleva a cabo tras la recuperación actualizada del autogobierno vasco desde los años 80. El nuevo candidato jeltzale sintetizó los dos ejes sobre los que pivotará su apuesta por la Euskadi del futuro: una “nación con alma y voz propia en el mundo” fundamentada en el modelo de bienestar que se viene forjando en los últimos cuarenta años. Se trata de una versión actualizada del tradicional katea ez da eten, la cadena que no se detiene ni se rompe con las bases sólidas de la gestión del autogobierno. Las prioridades marcadas ayer por Pradales de cara al futuro entroncan con las preocupaciones mayoritarias de la sociedad vasca: la mejora de la sanidad pública, la generación de riqueza y empleo de calidad que pasa también por el apoyo al empresariado que “invierte y arriesga”, la nueva industria sostenible verde y digital, la educación de excelencia, la igualdad real y efectiva, la libertad individual y colectiva y la identidad vasca, todo ello bajo un nuevo liderazgo que refuerce y blinde el autogobierno en la construcción de la nación vasca.