No es nada nuevo que los niveles de absentismo laboral existentes en Álava y Euskadi son una de las principales preocupaciones de las organizaciones empresariales y de las instituciones, que otorgan a esta realidad la mayor responsabilidad en la huida de inversiones. Sin ir más lejos, SEA Empresas Alavesas celebró ayer una jornada para presentar su programa de gestión y reducción del absentismo laboral en la empresa, que la patronal alavea sitúa en tasas del 10%. El último apunte a esa realidad lo ha puesto el Banco de España a través de un informe publicado este mismo martes y que refleja negro sobre blanco que las bajas laborales en Euskadi, contabilizadas en el 6% del personal ocupado, están muy por encima de la media estatal (4,4%) en 2024, hasta el punto de situar al País Vasco y a su tejido productivo en la primera posición del ranking que mide la tasa de absentismo por incapacidad temporal. Todo ello, evidentemente, tiene sus derivadas sanitarias, laborales y, por supuesto, económicas.

La institución presidida por José Luis Escrivá recuerda que el coste derivado del pago de las prestaciones por incapacidades temporales en el Estado ha crecido un 78,5% en los últimos cinco años y se sitúa en más de 15.000 millones –un 1% del PIB–. En el caso de las empresas, y según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL), se estima que el coste directo por este fenómeno habría pasado de unos 2.840 millones de euros en 2019 a unos 4.613 millones de euros en 2024 (+62%). El mismo informe sugiere que los porqués a esta situación hay que buscarlos en las consecuencias del deterioro en el estado de salud percibido por los trabajadores y del propio tensionamiento del mercado laboral. Por todo ello, parece evidente que este asunto requiere de un análisis exhaustivo por parte de los poderes Ejecutivo y Legislativo y de un hondo proceso de reflexión que implique a todos los agentes sociales del territorio y que sea capaz de revisar todas las variables de una realidad compleja y poliédrica que, seguramente, no tendrá una única vía de solución ni una única causa. La línea ya la marcó hace escasos días, el lehendakari, Imanol Pradales, que pidió a los agentes sociales hablar “sin líneas rojas” de productividad, reducción de jornada, SMI y absentismo porque los tiempos son “demasiado complicados para caer en maniqueísmos y trincheras”.