Ante la alarma generada por unos políticos que no quieren ni por asomo que una nevada les fastidie en año electoral y por unos medios que no tenemos ni idea de meteorología pero nos dedicamos a magnificar las cosas cada vez que podemos, el dueño del bar del cortado mañanero nos avisó el pasado viernes de que para acceder al magno templo durante el fin de semana teníamos que llevar cadenas en los pies y estar atentos al móvil no fuese a suspender la actividad alcohólica, cafetera o gastronómica dependiendo de la intensidad de la nevada. Por supuesto, nevó y hubo algún problema en algún punto del territorio, pero los viejillos del cortado todavía se están descojonado. Consideran que nuestro querido escanciador en particular y la sociedad en general se está volviendo lo que técnicamente han denominado como milindris. Vamos, unos flojos, unos alarmistas, unos sinsustancias. De hecho, uno de los viejillos sostiene que un día de estos, alguien se va a tirar un pedo un poco más oloroso o ruidoso de lo normal y en vez de pedir disculpas o sentirse avergonzado, el expulsador va a marcar el 112 para pedir una ambulancia no sea que le pase algo grave, no sin antes hacer una foto del aéreo mal para colgarlo “en eso del instachán”.
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