La Audiencia Nacional será finalmente la encargada de juzgar los hechos acaecidos en la madrugada del 15 de octubre en un bar alsasuarra, tras apreciar la semana pasada el Tribunal Supremo indicios de terrorismo en su valoración provisional con el fin de dirimir la cuestión de competencia impulsada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra, que vislumbró la concurrencia en su caso de un delito de atentado contra la autoridad. La argumentación del Supremo resulta notoriamente deficiente para avalar un proceso judicial nada menos que por terrorismo, por el que además tres jóvenes permanecen en prisión preventiva cuando no parece mediar riesgo de destrucción de pruebas ni tampoco de fuga. A juicio del Alto Tribunal, no cabe excluir en este momento procesal la gravedad del delito “dada la entidad de las lesiones sufridas por uno de los dos guardias civiles” implicados en el enfrentamiento, una fractura desplazada de tobillo derecho que, siendo evidente objeto de repulsa, para la Audiencia Navarra no reviste tal alcance que justifique la tipificación de terrorismo. Como segundo argumento, y “sin perjuicio de la investigación y lo que pueda decidirse en el enjuiciamiento”, el Supremo abraza la tesis de que los agresores todavía en grado de presunción perseguían crear en los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y sus familias “un estado de terror e inseguridad que los impulse a abandonar el territorio”, una apreciación de nuevo cuestionable y por partida doble. Además de por la Audiencia Navarra, que tampoco atisba subversión del orden constitucional, por el superior jerárquico de los agentes involucrados, pues el coronel-jefe de la Guardia Civil expresó su público convencimiento de que el Instituto Armado no se siente “especialmente incómodo” en Alsasua. Dicho lo cual, cabe entender que se ha cumplido un guion habida cuenta de la presión política y mediática que ha pesado sobre este caso, por otra parte con la instrucción ya lanzada. Un anacronismo doctrinal, según denuncian juristas tan poco dudosos como Baltasar Garzón el inspirador de la infausta teoría del todo es ETA, además de un procedimiento extemporáneo, al desarrollarse un lustro después del cese definitivo de la violencia y consumado el desarme de la referida ETA.
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