Los infantes tienen -ahora- periodo de adaptación en la vuelta al cole y yo tengo un compi de mesa que me esperaba con el palmarés de los IgNobel de este año para hacerme más llevadera la depresión postvacacional. Por si a alguien le sirve para aligerar el día, empezaré, siguiendo mi declarada afición por los estudios imposibles sobre pingüinos, por el vencedor en la categoría Ciencia Ártica: Comportamientos de respuesta del reno de Svalbard frente a los humanos y a los humanos disfrazados de osos polares en Edgeoya. Al parecer, la cosa empezó por observar la reacción de los renos de este archipiélago noruego ante la creciente presencia de osos polares en tierra firme como consecuencia del retroceso del hielo ártico, particularmente en verano. Pero en algún momento el asunto se nos debió de ir de las manos y la cosa acabó en plan despedida de soltero con la cuadrilla, con los científicos disfrazados de osos polares. La investigación comparó el nivel de alerta de Rudolph y compañía en función de si se acercaba el investigador de turno vestido de civil o con atuendo plantígrado. El estudio, sí, concluye que los pobres renos huyen más lejos al ver aparecer a los científicos disfrazados. Me hago cargo, a mí me pasaría lo mismo. (To be continued...)