Hoy, perdone, vamos a hablar de cultura aunque a usted no le interese mucho. Andan ahora revueltos algunos (políticos, periodistas y varios implicados) porque el próximo otoño abrirá en Bilbao el Centro Superior de Artes Escénicas de Euskadi y yo, realmente, no sé si me he vuelto gilipollas o el resto está un poco despistado. Porque la decisión de ubicar este proyecto formativo, tan demandado desde los años 80, en la capital vizcaína se tomó el 18 de octubre de 2007, no ayer. Ese día, el consejero de Educación Tontxu Campos y el ya fallecido alcalde de la villa Iñaki Azkuna firmaron el acuerdo que así lo hacía posible. Pero salvo este periódico (lo sé porque la información la firmó un servidor), nadie en aquel momento puso sobre la mesa el agravio que eso suponía para Gasteiz y la amenaza que se cernía sobre el Conservatorio José Uruñuela. Ningún político, ni otros compañeros de la prensa, pero tampoco ninguna voz pública del sector alavés puso el grito en el cielo. Llegaron al Gobierno Patxi López, con el imprescindible apoyo de Iñaki Oyarzábal, los suyos, y dos alaveses al frente de la consejería de Cultura, y nadie cambió esa decisión. Y hoy, siete años después, en Álava nos echamos las manos a la cabeza. Un poquito tarde, ¿no?