amaga el juez Elpidio José Silva con tirar de la manta y desvelar todos los turbios secretos de las cajas de ahorros durante los últimos lustros. Avanza que se trata de oscuras alianzas entre diversos corruptos y determinados políticos. A continuación, el juez del caso Blesa -el que fuera presidente de Caja Madrid encarcelado y luego puesto en libertad- retrocede y advierte de que probablemente callará porque su demoledora información generaría una situación institucional insostenible y acabaría con el sistema. Le parece fatal que Miguel Blesa esté en la calle por el tremendo riesgo de destrucción de pruebas que supone. Pues no entiendo, y tampoco comparto, este presunto alarde de honestidad por parte del señor juez. Tal como yo lo veo, o es un cobarde o un tremendo irresponsable. En realidad, es lo que pienso siempre de los que amenazan con abrir los cajones y después, una vez conseguidos sus fines, se retraen por completo hasta formar ellos mismos otra enorme montaña de basura de tanto esconder mierda debajo de la misma manta a la que tanto aludían. En este caso, Elpidio José Silva está enfadado por ser acusado de prevaricación en el caso Blesa. ¡Ojo conmigo, que si cuento todo lo que sé no queda ni uno!" ¿Y qué tenemos que pensar de un juez que deja de contar -y por tanto de acusar y de juzgar- delitos o prácticas corruptas en aras de la protección del sistema? ¿De qué sistema habla? ¿Quiénes forman el sistema, los corruptos o los demás? ¿Para quiénes trabajan los jueces en realidad?
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