el cerco se ciñe sobre la familia real, sobre la hija y el yerno del rey de momento. El juez Castro está mosca con el tema Nóos y ha ordenado el embargo de las posesiones de ambos para sufragar la fianza que en su día se le impuso a Iñaki Urdangarin. No me parece mal, sino todo lo contrario, que los maleantes ricos respondan con sus bienes -es un decir- por sus fechorías, aunque aún hay clases, por supuesto, y estos se pueden marchar a vivir a Ginebra mientras los mortales comunes, la plebe, son desahuciados o dan con sus huesos en la cárcel por infracciones mucho más leves. Que a los insignes les embarguen la mitad del palacete de Pedralbes ya suena un poco raro. ¿Qué significa la mitad? Según esto, al aún duque de Palma se le confiscan 1,5 plazas de garaje, 3,5 habitaciones, 5 cuartos de baño, media chimenea y media piscina. Lo de la princesa no se toca, que es inocente... Por cierto, que obsesión de los poderosos por el aseo. ¿Pensarán que cuanto más limpios vayan por fuera mejor disimularán sus oscuras interioridades? En fin, a Urdangarin, que no a la Borbón, le embargan otras tres casas y varios garajes y trasteros hasta sumar 6,1 millones de euros, o sea, 8,2 menos el IVA, que tiene guasa que se lo resten de la fianza en lugar de añadírselo en la factura como a los demás. Otra prebenda sin duda merecida aunque a los plebeyos no nos dé la mente para comprenderlo. Tampoco entiendo que la Fiscalía Anticorrupción desaconseje investigar la donación del rey de 1,2 millones a la parejita. ¡Que aquello ya prescribió, hombre!