apuntaba en una crónica un periodista italiano con acceso al Papa que en cierta ocasión le preguntó a Benedicto XVI, hablando del basto aparato burocrático del Vaticano, cuánta gente trabajaba en la Santa Sede, a lo que Su Santidad -dotado de cierta ironía, como buen intelectual alemán- le respondió que "más o menos, la mitad". Estos días son noticia las negociaciones entre democristianos y socialdemócratas para formar gobierno en Alemania. Y qué quieren que les diga, no parece ni medio normal. Vale que los resultados electorales -en los que Angela Merkel barrió, pero no obtuvo mayoría absoluta por los pelos- exigen soluciones prácticas. Pase que los socialdemócratas renuncien a complicarse la vida con los rojos en una alternativa y prefieran abrazarse a la herr. Y hasta se acepta que la gran coalición tenga que venir acompañada de su parafernalia. Pero no me fastidien -por no usar otro verbo descortés- ¿es necesario que tengan que reunirse 300 asesores en una mesa para negociar un acuerdo? (300, literal, y hasta el teletipo de la agencia Efe recordaba sucintamente que para pactar el primer gobierno de Merkel hace ocho años bastaron una treintena). El Gobierno Vasco, la Diputación alavesa o el Ayuntamiento de Vitoria quizás no tengan tantos asesores, cierto, pero no andaríamos muy descaminados si, como el infalible Papa, dedujéramos que trabajan más o menos la mitad. Quizás si esos 300 burócratas alemanes se quedaran en la mitad, el acuerdo de gobierno sería muy similar. Eso sí, algún político quizás tendría que trabajar más.