EL pasado día 17 de marzo el Parlamento Vasco aprobaba la Ley de Caza. Cierto es que desde hace más de una década esta comunidad venía reclamando una actualización de la legislación ante la evolución de las poblaciones cinegéticas y una nueva concepción de la caza como instrumento de conservación de la naturaleza. Por otra parte, la singularidad del territorio alavés en cuanto a organización, gestión y estado de conservación del medio natural estaba necesitada de una regulación adaptada a sus características. El camino de la nueva Ley ha sido largo y se ha caracterizado por un cierto ocultismo de acción frente a los intereses cinegéticos de Álava, ya que desde el principio los cazadores alaveses han estado al margen de este proyecto legislativo.

La Federación de Caza y la Asociación de Cotos de Álava han tenido que mendigar la información y en las pocas ocasiones en las que han tenido acceso al proceso, todas sus iniciativas y recomendaciones han sido rechazadas por unos grupos políticos que, a la vista de los resultados, tienen poco conocimiento del modelo de gestión y de la riqueza natural de este territorio.

Ahora, de forma alevosa y por la puerta de atrás, ha quedado aprobada la nueva Ley en la que, ya de partida, se obliga a las sociedades de caza a regularse por la Ley del Deporte de 1998, pese a la clara diferencia entre la caza y las actividades deportivas, dejando fuera del mundo de la caza a asociaciones con tanto prestigio y recorrido como las alavesas, inscritas en registros diferentes a los deportivos. Por otra parte, difícilmente se puede entender que al amparo de la nueva legislación resurjan las zonas de caza de aprovechamiento común (zonas libres) y, lo que aun es más grave, sin exigencia de que estas zonas tengan un plan técnico de aprovechamiento. Este escenario, superado en Álava desde 2004, se vuelve ahora a recuperar en contra de las normas más elementales de conservación y sostenibilidad del patrimonio cinegético. ¿Cómo se puede autorizar un coto intensivo, con el riesgo para el medio natural que entraña, solamente en zonas acotadas? ¿Qué intereses esconde este proyecto?

No se ha dado solución a materias tan fundamentales económicamente para el colectivo como los siniestros en carreteras y los daños causados por las especies de caza a los aprovechamientos agroganaderos. ¿Acaso se pretende la eliminación de los cotos de caza? ¿Comparte esta pretensión también la Diputación Foral de Álava?

Desde el sector cinegético alavés se ve una clara finalidad con esta ley: impedir el normal desarrollo de esta actividad tradicional, tal y como se venía desarrollando en este territorio, sin aportar soluciones a la falta de relevo generacional de los cazadores y sin preservar una actividad económica tan importante para ayuntamientos y juntas administrativas.

Esta nueva Ley está cargada de polémica y, a decir de muchos, supone el fin de un sistema sostenible de gestión que lleva funcionando con notable éxito en el territorio alavés durante las dos últimas décadas.

Teófilo Ruiz de Viñaspre Cortés y Enrique Mellado Iturrate

Asociación de Cotos de Caza de Álava y Federación Territorial de Caza de Álava

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