Frecuento con bastante asiduidad la oficina principal de Correos de Vitoria-Gasteiz sita en la calle Postas y todavía me extraño de cómo con tan pocos medios humanos y materiales el trabajo sale bien y con eficacia. Porque los empleados en bastantes momentos (y no digamos en periodos de vacaciones) se las ven y se las desean para sacar adelante su faena y lo hacen con un exquisito trato y esmero.

Y es que la falta de personal es clamorosa y las instalaciones siguen con la misma estructura y tamaño que décadas atrás; eso sí, con medios técnicos nuevos, que en ocasiones son menos eficaces que los convencionales, por ejemplo ante la comprobación de los certificados al extranjero.

Según parece, la dependencia jerárquica de la oficina no es ya de Vitoria sino de Bilbao, pero supongo serán conscientes de lo desfasado de estas instalaciones y de la falta de personal para atender los servicios.

Quisiera mostrar mi reconocimiento a los trabajadores de esa oficina por su trabajo y buen trato. Y como consuelo a sus carencias, y a modo de anécdota, recuerdo que cuando presté servicios en esa oficina, cuando eran necesarias horas extraordinarias en el periodo navideño, a la hora de cobrarlas lo normal es que te dijeran que de Madrid no habían enviado más dinero y que sólo se pagaba la mitad, sin ningún otro tipo de compensación. O cuando se gastaba el bolígrafo que te habían dado con cuentagotas, para pedir otro tuvieses que llevar el recambio como prueba de su agotamiento.

Esperemos que algún día esa oficina emblemática de la ciudad pueda estar en consonancia con lo que la capital del País Vasco necesita y merece.