PyeongChang/washington - Las dos Coreas volvieron a escenificar ayer su “idilio olímpico” durante la ceremonia de clausura de los Juegos invernales de PyeongChang, en cuyo marco el régimen norcoreano expresó su voluntad de dialogar con Estados Unidos. Los llamados Juegos de la Paz llegaron a su fin tras dos semanas en las que la política, y en particular los históricos gestos hacia la reconciliación entre estos dos países, separados desde 1945 y que continúan técnicamente en guerra, han acaparado más atención que las competiciones deportivas.
La ceremonia de clausura se celebró en el estadio de PyeongChang ante unos 35.000 espectadores y con la presencia en sus palcos de mandatarios del Norte y del Sur -que mantuvieron una nueva reunión de alto nivel antes del evento- y de una delegación estadounidense encabezada por Ivanka Trump, hija y asesora del presidente.
El jefe de Estado surcoreano, Moon Jae-in, principal impulsor del proceso de “deshielo olímpico”, se reunió con el general norcoreano Kim Yong-chol, un alto cargo del régimen considerado el cerebro detrás de dos ataques contra intereses del Sur acaecidos en 2010 y que dejaron 50 víctimas mortales surcoreanas. La visita de este miembro del núcleo duro del régimen y cabeza de la delegación norcoreana para el cierre de los Juegos desató protestas por parte de la oposición surcoreana y de familiares de las víctimas, y al mismo tiempo supuso una nueva oportunidad para un posible diálogo entre representantes de Washington y Pyongyang. Esta toma de contacto no se produjo, según lo que trascendió, aunque la oficina presidencial surcoreana señaló que Kim Yong-chol manifestó la “suficiente voluntad de mantener un diálogo con EEUU”, durante su reunión de una hora con Moon.
El líder surcoreano insistió en la necesidad de que se produzca un diálogo entre EEUU y Corea del Norte en un futuro próximo, algo que servirá también para mejorar las relaciones intercoreanas, explicó la oficina presidencial en un comunicado. Esto parece dejar una vía abierta para que EEUU y Pyongyang se sienten en una misma mesa, después de que las nuevas sanciones de Washington y el recrudecimiento de su discurso contra el Norte desataran protestas airadas del régimen y amenazaran con echar por tierra los esfuerzos emprendidos por Seúl en esa dirección.
Al respecto, el Gobierno de Estados Unidos aseguró ayer que espera que la oferta de diálogo que mostró ayer Corea del Norte suponga “los primeros pasos en el camino hacia la desnuclearización” de la península de Corea. En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, reiteró el compromiso de la Administración Trump para “lograr la desnuclearización completa, verificable e irreversible de la península de Corea”. “Veremos si el mensaje de Pyongyang de que está dispuesto a mantener conversaciones, representa los primeros pasos en el camino hacia la desnuclearización. Mientras tanto, Estados Unidos y el mundo deben seguir dejando claro que los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte están en un callejón sin salida”, concluyó. - Efe