La cuenta atrás de Grecia en busca de un nuevo acuerdo que sustituya al programa de rescate que expira el próximo 28 de febrero arrancó ayer oficialmente en Bruselas. El ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, acudió a su primer Eurogrupo, sonriente, dispuesto a mantener una discusión “constructiva” y a defender ante el resto de colegas los planes del gobierno de Syriza para devolver la sostenibilidad a la economía griega y renegociar los términos del préstamo internacional -con ideas como la concesión de un crédito puente- pero se llevó de este estreno mensajes de escepticismo y mucha presión para que acepte la prórroga del rescate actual.

“Cada país es plenamente libre de hacer lo que quiera, pero éste es el programa que tenemos y o se lleva a cabo, o no tenemos programa”, zanjó el ministro alemán Wolfgang Schaüble haciendo patente que Alemania sigue siendo, pese al tour de dos semanas de Varoufakis y de su primer ministro Alexis Tsipras por media docena de capitales europeas, inmune a las reivindicaciones de Atenas y que hacer concesiones no entra, de momento, en sus planes. El problema de fondo es la negativa del gobierno heleno a pedir una prórroga de un rescate supervisado por la troika que considera ha hundido la economía griega y su intención de negociar un nuevo pacto bajo condiciones mucho más benignas.

Programa puente de seis meses El plan griego pasaría por la adopción de un programa puente de seis meses aplicable desde el 1 de marzo hasta el 31 de agosto. Una especie de tregua, de extensión enmascarada del rescate, para hacer más digerible ante la opinión pública griega la decisión, durante la cual Atenas seguiría recibiendo al apoyo financiero de sus socios de la Eurozona para hacer frente a sus vencimientos más inmediatos con el FMI y el BCE. Grecia aspiraría a que el BCE le devuelva los 1.900 millones de euros de beneficios que ha obtenido con la compra de bonos griegos de 2010 y a elevar la emisión de letras del tesoro en 8.000 millones, hasta los 23.000 millones de euros. A cambio, se comprometería a respetar el 70% de los compromisos de reformas ya pactados con sus acreedores mientras que el 30% restante serían sustituidas por reformas destinadas a relanzar el crecimiento y que serían elaboradas conjuntamente con la OCDE.

Muchas dudas Ayer fueron muchos los ministros, no solo Schaüble, que mostraron sus dudas. “La propuesta puente no funcionará. El único margen en que Grecia puede negociar es en una prórroga de su actual programa o un nuevo programa”, advirtió el titular de finanzas irlandés, Michael Noonan en la misma línea del presidente del Eurogrupo. “El punto de partida es el acuerdo que tenemos, el programa que tenemos. A partir de ahí empezaremos a discutir”, advirtió Dijsselbloem a su llegada a la reunión. Otro de los gobiernos que se niega a ceder en esta nueva discusión es el de España. Venimos con una actitud constructiva pero hay que respetar las reglas”, recordó Luis de Guindos advirtiendo que España ha prestado 26.000 millones de euros a un coste de financiación muy elevado. “La solidaridad que ha mostrado España no tiene parangón”, añadió.

Las negociaciones continuarán en el Eurogrupo del próximo lunes 16 de febrero pero el debate podría resurgir esta tarde en el Consejo Europeo informal que celebran los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE y que servirá a Alexis Tsipras para estrenarse en esta esfera. “Tenemos que entendernos. Entrar en un proceso de trabajo. El marco es el programa de rescate” pero “por supuesto que hay margen de maniobra”, resumió ayer el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, que reconoció la necesidad de escuchar el resultado de las elecciones griegas pero también de que Grecia entienda que hay reglas que deben respetarse. “Hace falta que Grecia comprenda que hay unos compromisos adoptados por el gobierno anterior no en su nombre sino en el de un Estado que compromete a Grecia durante el tiempo. Esos compromisos se enmarcan en un programa y ese programa es la referencia desde la que trabajar”, zanjó.