GINEBRA. La comunidad internacional se reúne a partir de mañana en Suiza con un objetivo más que complicado: hallar una solución pacífica al conflicto sirio. Sin embargo, ni la situación en el terreno ni las discrepancias entre los diferentes países involucrados favorece la paz. Casi cuatro años de conflicto han provocado el mayor drama humanitario de este siglo: 130.000 muertos, casi nueve millones de refugiados y desplazados, ciudades arrasadas, escuelas y hospitales destruidos, decenas de periodistas y trabajadores humanitarios secuestrados.

El presidente sirio, Bashar al Asad, mientras, se mantiene fuerte en el poder, al tiempo que los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), fundado por desertores del régimen en 2011, se enfrenta en la actualidad al Estado Islámico de Irak y Levante o Siria (ISIL o ISIS), un grupo de yihadistas extranjeros vinculado a Al Qaeda. Fruto de este enfrentamiento, en los últimos días han muerto casi un millar de personas en las provincias de Idleb, Alepo y Al Raqa, en el norte, Homs y Hama, en el centro, y Deir el Zur, en el este del país-. Ayer mismo, fallecieron al menos diez personas y otras veinte resultaron heridas por la explosión de dos coches bomba en el puesto fronterizo de Bab al Haua, entre Idleb y Turquía. Esta parte está bajo el control del Frente Islámico, después de que expulsara de sus bases en la zona ELS.

La conferencia de paz sobre siria, conocida como Ginebra 2, arrancará mañana en Montreux y se prolongará durante dos jornadas más en Ginebra. El principal objetivo de la cumbre es negociar un proceso de transición política, así como la formación de un gobierno provisional que supervise la celebración de elecciones. Para el grupo conocido como Amigos de Siria, once países que han dado su apoyo explícito a la oposición -entre los que se encuentran Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Egipto, Jordania, Estados Unidos y Turquía-, ni Al Asad ni su familia deben tener papel alguno en el futuro del país. Según Damasco, en cambio, cualquier condición previa abocará la conferencia al fracaso.

¿Asistencia de Irán? Una de las mayores discrepancias entre ambos bandos ha sido durante semanas la futura participación en Ginebra 2 de Irán, que el pasado domingo recibió finalmente la invitación para asistir a Suiza. "Como he dicho repetidamente, creo firmemente que Irán debe ser parte de la solución a la crisis siria", argumentó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Por el momento, Teherán, un actor clave en el conflicto sirio por su apoyo al régimen de Damasco, no ha confirmado su asistencia. Pero la invitación ya ha causado malestar en la oposición siria, Estados Unidos y otro de los países protagonistas: Arabia Saudí, principal soporte de la oposición armada siria. Todos ellos han pedido la suspensión de la invitación.

La Coalición Nacional Siria (CNFROS) aseguró ayer que aceptaría la asistencia de Irán con tres condiciones: solicitó al régimen de Teherán "la retirada de todas las tropas y milicias de Siria", que se comprometa con todos los puntos del comunicado de la primera conferencia sobre Siria celebrada en Ginebra en 2012, que abogaba por la formación de un Gobierno interino en territorio sirio y le instó a tener "un compromiso positivo" con la cumbre actual. En caso de que Irán asista a la conferencia sin cumplir estos tres requisitos, la oposición no participará, detallo CNFROS.

El conflicto sirio ha alcanzado dimensiones regionales y se enmarca ahora en la lucha por el liderazgo de Oriente Medio entre los chiíes, representados por Irán, Siria y el grupo libanés Hezbolá, y los suníes encabezados por Arabia Saudí. Este último asistirá a la conferencia que comienza mañana así como los países occidentales, los vecinos de Siria y Rusia, entre otros. Queda por el momento en duda la participación de Irán y de la oposición siria, que llega a la cita más débil que nunca por la fuerza del régimen, pero también por las fisuras internas.