EL B-Max ha conseguido en pocos meses disputar la supremacía de segmento monovolumen compacto a modelos más veteranos como el Citroën C3 Picasso y el Hyundai ix20. Los tres se reparten equitativamente dos tercios de la categoría. Para dejar atrás a sus contrincantes, Ford prepara una versión de su candidato con equipamiento ajustado y precio difícil de igualar. Es un B-Max con terminación Ambiente y motorización 1.4 gasolina de 90 caballos, al que los beneficios del Plan PIVE2 dejan en 11.990 euros.
La finalidad de esta propuesta con acabado teóricamente comedido es ampliar el radio de acción del modelo captando clientes con presupuesto más reducido. A diferencia de sus directos rivales, que venden buena parte de sus creaciones con ejecuciones básicas (un 30% de los ix20 y un 18% en el caso del C3), Ford solo disponía hasta ahora de acabados medio Trend y alto Titanium.
La nueva definición del B-Max elige el eficiente motor 1.4 de gasolina, que acredita reacciones relativamente ágiles (171 km/h de punta y 0-100 en 13,8 segundos) y conducta austera (6 litros a los cien y 139 g/km), cualidades que adorna con unas dotaciones interesantes. A los elementos básicos -control de estabilidad, seis airbags, ABS con asistencia electrónica, elevalunas eléctricos, sensor de presión de neumáticos y cierre centralizado- agrega sin cargo un paquete opcional compuesto por equipo de sonido con sistema SYNC de conectividad, climatizador manual y faros antiniebla. Si Ford lo cobrara, el precio de tarifa se elevaría de 15.900 a 17.200 euros. No obstante, quienes puedan acogerse a los descuentos del Plan PIVE accederán a un precio final de 11.990 euros. El salto al acabado inmediatamente superior Trend cuesta mil euros y reporta mejoras en la ambientación, además de recursos como el arranque en cuesta, el ordenador o el sistema MyKey.