Francesco Bagnaia andaba desconcertado. Esta semana llegó a decir que con la Ducati se siente “imbatible”, mostrando así respeto a la fábrica que le permitió coronarse el año pasado. No obstante, contrariado como estaba, aseguró que incluso podría preferir una potencia inferior para gozar de una mayor sensibilidad, para disfrutar de una máquina más dócil. El vigente campeón se expresaba de este modo porque después de firmar la victoria en el estreno del Mundial en Portugal sufrió dos caídas, en Argentina y Las Américas.
Pero en el Gran Premio de España el italiano pudo regresar por sus fueros gracias precisamente a esa entrega de potencia de una moto que ciertamente es la envidia de la parrilla. Porque en un cerrado duelo contra Brad Binder, portador de quizá la máquina más dulce de la categoría reina, la KTM, venció la potencia. Bagnaia hizo gala de sus facultades técnicas y de una Ducati que traccionaba mejor y aceleraba más que la KTM para protegerse de un liderato que amenazó el sudafricano hasta el último suspiro. Paradójicamente, esta característica de la Ducati se impuso en uno de los circuitos más lentos del calendario, como es el de Jerez.
La carrera comenzó como lo hizo la carrera al esprint sabatina, con un tempranero accidente que obligó a ondear la bandera roja. Fabio Quartararo y Miguel Oliveira se tocaron en la curva 2 y sufrieron caídas que detuvieron la carrera, que se reanudó con una nueva salida manteniendo las posiciones de partida. Así, las fulgurantes arrancadas de Jack Miller y Brad Binder, ambos a lomos de la KTM, quedaron anuladas. Quartararo, por su parte, pudo volver a salir aunque con la penalización de una long lap, mientras que Oliveira tuvo que visitar el centro médico.
El técnico trazado de Jerez demostró ser un escenario idílico para las KTM, que repitieron la actuación en la segunda salida. Binder, que venía de ganar en la carrera al esprint, y Jack Miller se dispararon en cabeza, perseguidos por Jorge Martín, Bagnaia, Aleix Espargaró, Marini y un sorprendente Dani Pedrosa, que asistía como piloto invitado para rodar entre los más destacados a sus 37 años.
Bagnaia, consciente del poderío de las KTM, se esmeró en detener la fulgurante salida de Binder y Miller, quienes pese a ser compañeros de equipo no colaboraron a la hora de pactar una escapada de dos pilotos. Entonces Bagnaia comenzó a entrometerse, pero lo hizo de manera que fue considerada ilegal. Rebasó a Miller pero tuvo que devolver la posición. Entonces el italiano se dedicó a no perder la estela por el bien de la supervivencia de sus opciones de victoria. “Si tengo que terminar tercero, voy a terminar tercero”, advertía el día antes, descubriendo sus intenciones de sumar a toda costa para alumbrar la esperanza de reeditar su título.
En la vuelta 15 de las 24 pactadas, Bagnaia retomó la batalla. Adelantó a Miller para cazar la segunda plaza. A esas alturas Binder rodaba con medio segundo de ventaja. Paciente y cauto, Bagnaia se dio tiempo. Fue a cinco giros de la conclusión cuando el italiano anuló la diferencia fabricada por Binder. Tras un breve análisis, ya a cuatro giros de terminar, Bagnaia pasó de nuevo a la acción para alzarse en el liderato.
Binder, lejos de bajar los brazos, sostuvo el pulso, a rebufo de la Ducati. El sudafricano recortaba metros en las zonas reviradas y el italiano cobraba margen en las fases de aceleración. Binder corría desatado, apurando las frenadas de manera impresionante, como ahijado del riesgo. Pero la entrega de potencia y la tracción de la Ducati anulaban los esfuerzos. Bagnaia se contradijo a sí mismo y cerró la carrera arriesgando, porque solo así pudo batir a un extraordinario Binder, que terminó segundo, a las puertas de la victoria pero satisfecho, porque la KTM funcionó de maravilla.
Bagnaia se desoyó a sí mismo y también a su mentor, Valentino Rossi, que recomendó a Pecco en declaraciones emitidas por DAZN “concentrarse e intentar ir un poco más despacio, sin cometer errores”, para evitar caídas. Porque el discípulo suma 45 en sus cinco temporadas en MotoGP, 18 de ellas en carrera, lo que le ha privado de optar a otros títulos. Sin embargo, corrió expuesto a un nuevo revés, alentado por regresar a lo más alto del podio. El resultado le sirvió además para elevarse a la cima de la clasificación del Mundial, donde presenta 22 puntos de ventaja gracias a la caída del piloto que venía siendo líder, Marco Bezzecchi.
“El progreso que hemos hecho ha sido maravilloso. La moto ha ido a la perfección. Es una victoria que llega en condiciones difíciles después de dos ceros. Me sabe muy bien”, admitió Bagnaia. Le acompañaron en el podio Binder, segundo, y Miller, tercero. El Top 10 lo completaron Martín, Aleix Espargaró, Marini, Pedrosa, Álex Márquez, Nakagami y Quartararo, que es undécimo en el campeonato, a 47 puntos del nuevo líder.