El mundo de la moda se debate entre muchas dudas, y conceptos como sostenibilidad y recuperación (en positivo), o consumismo y moda rápida (en negativo), lo sacuden casi todos los días. recientemente se ha editado un libro, ‘Fashionpolis: El precio de la moda rápida y el futuro de la ropa’ (editorial Superflua), que remueve los cimientos de la industria, pone nombres y apellidos, no deja títere con cabeza, y se ha convertido en un imprescindible para entender el diseño y el consumo en estos tiempos tan cambiantes.
la periodista estadounidense Dana Thomas (Washington D.C, 1964) sabe de lo que habla, porque lleva mucho tiempo en ello. Ha visto emerger y caer a diseñadores como Alexander McQueen o John Galliano y ha seguido de cerca los avances de la desbocada industria del textil, contra la que arremete ahora en este libro, donde denuncia el inmovilismo de la insostenible moda rápida. Colaboradora regular de The New York Times y autora de una doble biografía sobre Galliano y McQueen y de otro título inédito en español, Deluxe: cómo el lujo perdió su lustre, Thomas forma parte del escaso número de periodistas de moda que pueden permitirse ser críticos con las marcas. Por eso no baja la voz cuando defiende que Louis Vuitton y Zara tienen el mismo modelo de negocio, solo que el primero pone precios más caros que la cadena española.
Para empezar, las muchas frases que va dejando aquí y allí durante la defensa de su nuevo libro hablan por sí solas de su pensamiento, de cómo ve el mundillo fashion y de cuál es la salida que defiende (de hecho, dice que su libro es “el de la esperanza”), ella, a la que le encanta vestirse con prendas que conserva con mimo durante años y que predica con el ejemplo. Veamos diez de estas frases:
1 “El lujo empezó a vender logos y sacrificó la calidad en pos de la cantidad para lograr el máximo beneficio posible. Si ahora quiere sobrevivir tiene que centrarse en la innovación, la sostenibilidad y la calidad”.
2 “El problema es que la ropa nunca ha sido tan barata como ahora, pero es artificialmente barata”.
3 “Si una camiseta cuesta 10 euros es que quien la hizo se lleva 10 céntimos. Cinco de las personas más ricas del mundo son propietarias de empresas de moda y tres de ellas de moda rápida (Zara, Uniqlo y H&M). Si pueden hacer tanto dinero vendiéndote ropa muy barata es que algo funciona muy mal”.
4 “Se es más consciente ahora con la comida rápida porque ya hace tiempo que se han escrito libros sobre comida rápida. Hasta que no se escribió Fast food nation no se sabía del impacto de la industria de la comida rápida en la sociedad y en el medio ambiente. Y esa es la razón por la que yo he escrito mi libro. Mucha gente no sabe cómo está hecha su ropa. Incluso las empresas y sus diseñadores no saben cómo están hechas sus prendas”.
5 “Pagamos menos pero compramos cinco veces más ropa de lo que lo hacíamos en los ochenta, y usamos una prenda una media de siete veces antes de tirarla a la basura. Se nos ha condicionado para pensar que es normal pagar 10 euros por un vestido, pero no lo es”.
6 “El problema final no es la accesibilidad a la ropa, es que consumimos en masa”.
7 “La idea de industrialización se basa en lo que se denomina economía de escala. A una empresa le sale más a cuenta hacer, por ejemplo, cien sudaderas rojas y tirar veinte que hacer directamente ochenta. Sin embargo, la respuesta rápida acabó con esa idea porque se trataba de hacer solo veinte y, si se vendían bien, hacer otras veinte. Zara tomó esta idea de la respuesta rápida y la adaptó: antes la gente pasaba por sus tiendas unas cuatro o cinco veces y comenzaron, a partir de ese momento, a entrar alrededor de diecisiete veces cada año, porque el inventario de la tienda cambiaba muy rápido. Al final, cada vez compramos más y más y más y nos lo ponemos menos y menos y menos”.
8 “No podemos seguir así, tenemos que ser más conscientes de la forma en que compramos ropa”.
9 “El lujo empezó a vender logos y sacrificó la calidad en pos de la cantidad para lograr el máximo beneficio posible. Si ahora quiere sobrevivir tiene que centrarse en la innovación, la sostenibilidad y la calidad”.
10 “Después de 30 años de capitalismo salvaje, quizás necesitamos un poco de marxismo para calmarnos”.
En los dos años de investigación que ha dedicado a Fashionpolis ha viajado de Bangladesh a Estados Unidos pasando por Inglaterra, España o Francia, donde reside. Ha tratado de primera mano a quienes hacen nuestra ropa: desde los trabajadores afectados por la catástrofe de Rana Plaza, en Bangladesh, hasta los creadores de Jeanologia, en Valencia, una empresa de referencia que produce vaqueros sostenibles. Y como solución al consumo masivo propone reutilizar más a menudo la ropa perdiendo la vergüenza a repetir modelo, comprar productos sostenibles y alquilar prendas para ocasiones especiales.
No se corta en reflejar casos como el de la diseñadora Stella McCartney ?cuya empresa ahora pasa por un momento delicado?; Natalie Chanin, que fabrica prendas de algodón orgánico cultivado en granjas locales; la investigadora Cyndi Rhoades, que ha logrado separar el poliéster de la celulosa de algodón; o Sarah Bellos, pionera en el hallazgo de tintes naturales para vaqueros, entre otros.
Fashionopolis es el nombre que Dana Thomas da al sistema de producción y consumo de moda en la era de la globalización, y toma como punto de partida la chaqueta de Zara que Melania Trump vestía en una visita a un campo de detención de niños inmigrantes. En la espalda de la chaqueta se podía leer: I don’t care, do you (A mí no me importa, ¿y a ti?). Según Thomas, esta es la prenda de ropa más conceptual y existencialista jamás creada. ¿Por qué? Porque apela a la conciencia del consumidor. Esta chaqueta, obra de la quizá más conocida firma de moda rápida, ejemplifica el modo de producir y consumir moda en la actualidad: producción masiva, deslocalización de la fabricación a países del tercer mundo donde no hay derechos ni prevención de riesgos laborales, trabajo precario, procesos de producción contaminantes?