La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) ha elegido arancel como palabra de 2025. Quizá sea porque es la decimotercera edición de este juego lingüístico –que no creo–, pero me ha decepcionado un poco la elección. Que sí, que hemos estado hablando de los ídem casi a diario durante todo el año; representativa de 2025 es, sin duda. Pero qué lejos está del nivel de vacuna, palabra de 2021... O quizá los que estamos lejos somos nosotros, la humanidad de sí misma, de la humanidad.
Hagamos un repaso de las palabras candidatas este año: competía arancel con apagón, macroincendio y preparacionista, boicot, dron, generación Z, macrorredada, rearme, papa, tierras raras y trumpismo. Salvando generación Z, el resto dibuja un panorama entre sombrío y nefasto, exactamente el mundo que se le está quedando a la chavalería nacida entre la segunda mitad de los 90 y los primeros años de la década de 2010.
Las palabras definen el mundo y nos definen a nosotros mismos. Y no es nada esperanzador el relato que dibujan este puñado de términos. Aquí una de la generación X se atreve a sugerir a los de la Z que miren al mundo, miren los libros de Historia y vuelvan a mirar al mundo. Se nos está quedando un mundo muy oscuro y lo acojonante es que muchos de los males que nos azotan –y que nos azotarán, si nada lo remedia– están ya vividos.