Gripe

Los datos de la gripe ya asustan. Como cada año, más o menos, por estas fechas, el virus llega puntual para atacar la salud de la gente. Lo que sigue maravillándome al respecto es que, pese a los estragos y al presunto aprendizaje impuesto por la pandemia del covid, una parte no residual de la sociedad decide enfrentarse al bicho a pecho descubierto, obviando militantemente las vacunas existentes que, se conoce, hacen las delicias de los conspiranoicos a la hora de ser denostadas por no se sabe muy bien qué bases chamánicas. Lo peor de todo, a mi juicio, llega cuando desde los servicios de sanidad se dan los preceptivos datos de mortalidad ligados a la gripe y son asumidos como cuando se socializan los trabajos prospectivos relacionados con el sentido del voto de cara a unos comicios determinados. Se han normalizado los partes de guerra sin mayores miramientos y sin echar mano de una reflexión que me parece fundamental. Una parte de las hospitalizaciones y de los óbitos relacionados con la gripe se pueden evitar con la adopción de las adecuadas medidas preventivas facilitadas por los profesionales sanitarios. No obstante, me temo que es una guerra perdida de antemano. Es como pretender que el ser humano es bueno por naturaleza.