Hoy va de relatos y narrativa. Les pongo brevemente en contexto: el Tribunal Supremo confirma el procesamiento del fiscal general del Estado por un supuesto delito de revelación de secretos vinculado a la presunta filtración de un mail remitido por la Fiscalía al abogado de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso. Pero no entro, al menos hoy, en lo nuclear de este asunto, sino en la reacción de Miguel Ángel Rodríguez, alias MAR, mano derecha e izquierda –ups, no, izquierda no– de Díaz Ayuso. MAR se ha convertido en un personaje más de esta trama o, por ser más precisa, pelea a brazo partido por ser el narrador de la historia. Y a eso se dedicó el martes en X. “Un español, González Amador, es libre de enfrentarse a todo el aparato del Estado y sus medios de Comunicación y ganarles. Un ciudadano enfrentado a la tiranía. La libertad aún es posible, a pesar de los comunistas que nos gobiernan. Un ciudadano, sin más armas que su abogado y su valentía, lucha contra el Estado agobiante (...)”. De pronto, me he acordado. “En 1972 cuatro de los mejores hombres del ejército americano fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el Gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted tiene un problema y se los encuentra, quizá pueda contratarlos: el equipo A”. ¡Pamparampán...!