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Mesa de Redacción

César Martín

Bombas

Las vueltas que da la vida. Sin comerlo ni beberlo, ya tenemos en marcha un nuevo conflicto internacional susceptible de llevarse a la Humanidad por delante. Entre bomba y bomba inteligente antibúnker GBU-57 lanzadas desde los indetectables B-2 norteamericanos y entre diatriba y diatriba inflamable desde el púlpito de los ayatolás, la cosa pinta regular. Pese a mis limitadas capacidades de analista de la situación geoestratégica mundial, me da a mi al hocico que machacar a misiles a un país, sea este el que sea, no es el camino directo para obligarle a negociar nada. Y más si los eventuales destrozos ocasionados por el Tío Sam en el programa nuclear iraní aún hay que buscarlos. A estas alturas de la película, no está claro, y así lo han indicado altos mandos y dirigentes de EEUU, que la acción militar haya dado en la diana de sus intenciones, restando, en parte y como otras tantas veces, razones al hiperbólico Donald Trump y sus soflamas dialécticas indicando todo lo contrario. Supongo que si Irán había pensado alguna vez en desarrollar energía nuclear exclusivamente para hacer el bien, ya lo ha olvidado después de comprobar en carnes propias que se ha convertido en la diana principal de los ingenios bélicos del líder de Occidente y de su aliado israelí.