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Mesa de Redacción

Borja Mallo

Para preocuparse

Si la llegada de Pablo Laso al banquillo del Baskonia sirvió para que se produjese un tsunami de optimismo –y un buen empujón a la campaña de abonados– pensando que con la llegada del técnico vitoriano se iba a producir un golpe de timón en el devenir del equipo –que venía de firmar una notable Euroliga, pero una campaña doméstica estrepitosamente mala–, la realidad se ha encargado de desmentir esas sensaciones en apenas unas semanas de competición. Ha habido alguna victoria de relumbrón, pero, en estos momentos, este Baskonia ofrece muy poco positivo a lo que agarrarse y los nubarrones de su presente son más que oscuros. Ya no es que la Copa esté en serio riesgo una temporada más –y esto empieza a ser ya una costumbre excesivamente arraigada–, es que la amenaza de tirar la temporada por la borda en todos los frentes es en estos momentos muy real. Un equipo al que no se le puede calificar como tal, con muchos jugadores muy lejos de ofrecer el nivel que de ellos se esperaba y un juego que por muchos momentos invita al seguidor azulgrana a arrancarse los ojos. Cabe agarrarse en estos momentos a la esperanza y a que desde banquillo y vestuario se pulsen las teclas que sirvan para enderezar esta preocupante situación.