Para cuando me enteré de lo que estaba ocurriendo en Valencia habían pasado varias horas. No sabía que había gente que llevaba toda la tarde subida en un árbol, o en el techo de una furgoneta, a oscuras, mojada, con frío y sin saber qué iba a pasar o dónde estaban sus hijos, sus nietos... Mil vídeos empezaron a llegar de la tragedia... Informaciones de todo tipo, sin filtros... sin saber qué era verdad y qué no... La gente completamente desesperada pidiendo ayuda... Hasta que llegasteis vosotros. Hablar cada día, a las ocho de la mañana y luego por la tarde, con vosotros ha sido... No tengo palabras, solo puedo decir: eskerrik asko Xabi, Iker, Pani... Habéis sido nuestros ojos en Valencia, nos habéis contado que un simple gesto de ayuda a una señora para que tuviera otra vez agua en casa para beber puede ser lo más maravilloso que han hecho por ella en medio del caos y la desolación. Acompañar a una chica a ver su vivienda nueva que estaba haciéndose poco a poco completamente destrozada... Ayudar a un vecino a ver una grieta por si acaso... Me quedo con todo eso. Y tengo claro, desde que os he conocido, que no trabajáis de bomberos en Araba. Sois bomberos y bomberas... Una profesión que no se puede valorar en un examen eliminatorio de siete minutos.