Como nos pasa siempre por estas fechas en nuestro amado templo del cortado mañanero, tenemos a varios viejillos en los boxes. Sí, han sobrevivido por increíble que parezca a los respectivos periodos de adaptación de los nietos, pero eso no significa que no les hayan quedado secuelas. Por supuesto, eso les ha dado para varias diatribas sobre el profesorado que es mejor no repetir. Pero sí, en las conversaciones del bar ha habido tacos e ideas malas. Con todo, esta vez las quejas anuales les han durado poco porque uno de los habituales ha aparecido diciendo que está perdiendo la memoria. Resulta que el otro día en la carnicería una señora le dijo que el barrio está fatal, que la delincuencia está disparada, que estos que vienen de fuera a vivir de las paguitas la tienen aterrorizada... y que todo es culpa de los negros, los moros y los menas. En esto último, el abuelo pidió aclaración sobre si la señora se refería a Juanjo Mena o a su hermano. Al parecer, a ninguno. En todo caso, el viejillo anda desde ese momento pensando que se le está yendo la pelota porque él juraría que a lo largo de su vida ha conocido a malhechores y facinerosos con label a tutiplén, pero igual resulta que antes no había malos y tanto él como la señora han vivido hasta ahora en la casa de la Gominola de la calle de la Piruleta.