Si el deporte a nivel de los medios de comunicación a nivel estatal se había transformado en los últimos años prácticamente en la suma resultante del fútbol y las actuaciones de los españoles más destacados del momento, durante los últimos tiempos esa realidad ha ido empeorando todavía más para dejar casi en la clandestinidad a muchos de los componentes de esos dos grupos. Empezando por el balompédico, últimamente se le da mucho más bombo a lo que pasa por Arabia, Estados Unidos o Inglaterra que a lo local, donde ya el único interés exclusivo se deposita en Real Madrid y Barcelona, amén de la excepción de la selección femenina en el Mundial y todo el esperpento desencadenado a resultas de la celebración del título. Llama la atención cómo todos los medios se han volcado en el impulso de un deporte que en estos momentos sigue siendo minoritario entre las mujeres, mientras que otros históricamente más practicados y con mucho mayor arraigo siguen perdidos, y si es que aparecen, en las parrillas televisivas. Y, hablando de ellas, especialidades muy destacadas, como el baloncesto o el ciclismo, se están llevando su parte de ninguneo y maltrato televisivo, con un Mundial y una Vuelta que están pasando de puntillas. Mala cosa.