Está la agenda gastronómica de nuestro querido templo del cortado mañanero de lo más ocupada. Vamos de almuerzo a cena y viceversa sin parar, sobre todo porque este verano se han quedado muchos de los habituales que hace doce meses pillaron las de Villadiego en cuanto pudieron. El subidón viajero post pandémico se les ha pasado rápido. Así que entre la celebración del Día del Blusa y los actos previos a La Blanca, está la minicocina del local que no para. Y eso que en la fiesta de la democracia, nuestro amado escanciador de café y otras sustancias mandó a los viejillos a esparragar cuando le pidieron organizar una merienda-cena para seguir la noche electoral a golpe de chupito de hierbas cada vez que un político saltase a petición de sus seguidores. Aunque los aitites se quedaron con las ganas, creen que van a tener su particular venganza. En el bar están como la chavalería en los conciertos, cuando los artistas fingen que todo ha acabado y el personal les pide otra al grito de beste bat! Así que se apuesta no solo por volver a votar en diciembre, sino por adelantar también las autonómicas para que nos quede un 2023 antológico. Tienen ganas de marchuqui, sobre todo pensando que Nochebuena y Nochevieja caen en domingo. Sería tan bonito...
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