Tenemos a varios de los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero como los perros de Pávlov, que es ver un político en una foto del periódico o en una imagen de televisión, y se les pone un cuerpo de urna sin casi pretenderlo. Tienen ganas de más. De hecho, uno de los más veteranos está pensando en mandar un par de cartas a los dueños de la cosa europea y vasca, para que adelanten las elecciones que tocan en 2024 a este año y ya culminar la orgía democrática en un gran coito de papeletas y recuentos. A la parroquia del bar todavía no le ha dado tiempo a sacar todo el brillo a los resultados del domingo y ya está como loca pensando en lo que va a ser esto hasta el 23 de julio. Por cierto, que ya tenemos a varios preguntando cómo va eso del voto por correo, si se puede hacer por el móvil con lo del gmail o cómo va la cosa, porque esta fiesta de la democracia les va a pillar a varios por esos mundos de las vacaciones. Y mientras transcurre la espera, se ha propuesto en el local hacer algún referéndum para quitar el mono electoral y decidir algo trascendente sobre los pintxos o el papel higiénico. La idea no ha llegado muy lejos, eso sí, porque nuestro querido escanciador de café y otras sustancias ha dejado claro que entre estas paredes su dictadura manda.
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