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Pompa y boato

Lo han vuelto a conseguir. La ceremonia de coronación de Carlos III como nuevo monarca del Reino Unido ha sido la enésima demostración de la maestría británica en todo lo relacionado con la pompa y el boato. En el primer cuarto de un digitalizado siglo XXI durante la mañana del sábado el mundo retrocedió a la época del medievo con un acto que no sucedía desde hace 70 años y fue retransmitido por todas las televisiones del planeta. Las carrozas donde viajaron los monarcas, el entorno de Westminster, los soldados y militares que acompañaron el recorrido o el toque de corneta en el interior de la iglesia antes de la llegada del nuevo rey hicieron pensar que estábamos en el siglo XVI. Dentro de esa singularidad que solo los británicos saben imprimir a este tipo de actos, la palma de la pompa y boato se la llevó el secreto momento de la unción del monarca con aceite sagrado, antes de recibir la corona sobre su cabeza. Una ampolla de oro con forma de águila en una cuchara también de oro con el líquido elemento elaborado con frutos del Monte de los Olivos fue el ungüento que terminó en el pecho, cabeza y manos de Carlos III. Ese fue el instante más secreto de toda la ceremonia y que representaba la santidad entre el soberano y Dios. God save the king!