Puede que el resto del mundo esté a otras cosas o incluso de fiesta, que mucho recogimiento y mucha leche, pero el mesías va a resucitar y se va a encontrar todo cerrado por vacaciones. Pero en nuestro amado templo del cortado mañanero, donde no hay puente que valga, se tratan los temas importantes, los que de verdad marcan el devenir del mundo. Están los viejillos con un mosqueo de aupa el Erandio porque aquí en nuestra querida ciudad no se ha hecho como en París, que ellos han visto en la prensa que los franchutes, que son más avanzados, han votado en contra de los patinetes. En realidad, a los abueletes les da igual que en la capital francesa se estuviera decidiendo sobre un servicio de alquiler. Tampoco les importa mucho que en el referéndum no haya participado ni el Tato. No estamos en este bar para que la verdad nos estropee un sesudo análisis sobre esas máquinas de matar eléctricas que un día, o así lo aseguran los aitites, se unirán a las indestructibles bicis para completar su verdadero plan: la eliminación sistemática de viejillos y viejillas. Un complot, tienen claro, apoyado por los partidos, que necesitan librarse como sea de abuelos cobradores de pensión. No saben los parisinos la Semana Santa que me están dando.