Seguirán peleando - La batalla a la izquierda del PSOE no terminó el viernes a medianoche con la inscripción de una coalición en la que Podemos ha entrado a regañadientes. Basta echar un vistazo por los perfiles de Twitter de Pablo Iglesias y los pablistas más irreductibles para tener claro que la refriega seguirá, como poco, hasta que venza el plazo para presentar las listas cerradas. De hecho, la propia secretaria general de los morados, Ione Belarra, ha advertido que seguirá peleando por la inclusión de Irene Montero y Pablo Echenique, cuyos vetos han sido parte del precio del acuerdo entre hilvanes. Por cierto, no deja de provocar cierta curiosidad malsana que la navarra vaya a ir en el número cinco por Madrid en lugar de como primera en su propia tierra, donde la acumulación de fuerzas de izquierda funciona más que bien.

¿Hara-kiri? - A la espera de si finalmente los morados consiguen, siquiera como victoria pírrica, salvar a Montero o colocar a algún otro de los proscritos, la cuestión que más llama mi atención es por qué Podemos ha acabado aceptando un pacto que puede dejarlos sin representación en el Congreso de los Diputados. Tal cual lo dijo la arriba mentada Belarra. Lo del ejercicio de generosidad, responsabilidad y la altura de miras no se corresponde con los comportamientos presentados hasta la fecha. Pero es que, además, una cosa es sacrificarse una migaja por un supuesto bien superior y otra, hacerse el hara-kiri. Se entiende menos todavía, cuando estamos hablando de una fuerza que hace bien poco irrumpió como un ciclón, reventó las costuras del bipartidismo tradicional, aireó la política española y consiguió un amplio poder institucional que se ha traducido en leyes -unas, mejores; otras, no tanto- imposibles de soñar una década atrás.

Traslado - Creo, con todo, que se precipitan los que ya dan por muerto a Podemos. Otra cosa es que resulte difícil imaginar cómo se puede revertir la situación actual. Quizá lo que esté ocurriendo es que aquel Podemos fundacional se ha ido trasladando a lo que ahora mismo representa la flamante plataforma Sumar. Si vemos los nombres, nos encontramos con que la inmensa mayoría estuvieron en el legendario encuentro de Vistalegre de 2014. Las ideas, en lo esencial, se supone que siguen siendo las mismas, igual que los objetivos, con la ventaja añadida de que unos cuantos ya se han puesto en práctica. Como simbólico paralelismo añadido, si en las primeras elecciones a las que se concurrió, las papeletas llevaban impresa el rostro de Pablo Iglesias, el 23-J llevarán el de Yolanda Díaz.