esprestigiada y humillada vacuna: Parece que, esta vez sí, es el final. Las autoridades sanitarias españolas han comunicado oficialmente que ya no volverá a llegar al Estado ni una sola dosis más de su estigmatizada marca. Con las que hay son suficientes para la segunda dosis de los colectivos a los que en la lotería trucada les tocó pincharse con su suero. Termina así una triste historia cuyo verdadero intríngulis quizá tardemos años en llegar a conocer. Su peripecia entre nosotros ha sido un cúmulo de despropósitos entreverados de pésima política de comunicación, amarillismo mediático y, cabe sospechar, intereses bastardos. La duda que pronto se despejará es si alguna otra de sus competidoras ocupará su lugar como mala de la película de la inmunización.
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