La prensa de orden podía haber optado por reprochar a Ferrovial su falta de patriotismo por largarse a los Países Bajos. Pero es más fácil y renta más señalar con el dedo acusador al mavado ‘gobierno socialcomunista’ que hace que los emporios se den a la fuga.

Una izquierda sectaria contra las empresas”, acusa desde el título el editorialista de La Razón. Lo raro, viene a decir el amanuense, es que no se marchen todas las empresas: “Desde la llegada al Gobierno de coalición de una formación de raíz comunista y vocación populista como Unidas Podemos, las grandes empresas españolas, no importa la actividad a la que se dediquen, se han convertido en el chivo expiatorio de todos los problemas sociales y económicos que atraviesa España, muchos de los cuales tienen su origen, precisamente, en unas políticas que apuestan por la subvención, las exenciones y los subsidios como solución de las deficiencias crónicas del sistema productivo español, con sus altas tasas de desempleo y una estructura laboral que prima la precariedad”.

Suma y sigue el supuesto experto económico del diario azulón Juan Ramón Rallo, acusa al gabinete de Sánchez —¡hasta Calviño, lamenta!— y, pelotero, recuerda que Ferrovial le ha dado mucho a España. Verán que es literal: “El Gobierno de PSOEPodemos, a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales (y a pocos más de las generales), no ha podido resistirse a seguir el primer camino: el del populismo antiempresarial. Incluso Nadia Calviño, supuestamente una tecnócrata que no debería caer en tales veleidades, ha cargado contra Ferrovial afeándoles que se lo deben todo a España y que, en consecuencia, jamás deberían haberse marchado. Un juicio harto precipitado, puesto que si España le ha dado mucho a Ferrovial, Ferrovial también le ha dado mucho a España. La relación ha sido mutuamente beneficiosa hasta que ha dejado de serlo”.

Más de lo mismo en el editorial de ABC, que manda a Sánchez al cuarto de pensar: “El Gobierno debería recapacitar sobre su propia responsabilidad en las circunstancias que han llevado a esta empresa a tomar la decisión de instalarse en un país que ofrece un marco jurídico «estable» y, sobre todo, corregir las conductas que podrían llevar a otras compañías a seguir el camino de la constructora”.

"Las decisiones políticas del sanchismo han contaminado la capacidad operativa de las empresas, con intervencionismo, ideología y señalamiento populista"

Julián Quirós (ABC)

Para que el ejercicio reflexivo resulte más fácil, el director del vetusto diario, Julián Quirós, proporciona las preguntas adecuadas: “El problema está en que las decisiones políticas del sanchismo han contaminado la capacidad operativa de las empresas, con intervencionismo, ideología y señalamiento populista. Calviño evita hacerse las preguntas correctas. ¿Cómo es qué un país vecino disfruta de mayor seguridad jurídica?, ¿por qué operar desde Madrid despierta hoy recelos en cierta inversión extranjera?, ¿qué atributos políticos nacionales estamos exportando para perjudicar la confianza en la marca España?, y sobre todo ¿quién es el responsable de todo esto?”.

"La marcha de Ferrovial retrata la deriva populista del Gobierno"

Editorial de El Mundo

La última pregunta ya está contestada. Y por si no había quedado claro, el editorialista de El Mundo canta el bis. “La marcha de Ferrovial retrata la deriva populista del Gobierno”, leemos en el encabezado, que se completa en la letra menuda: “Cuando el propio presidente se desliza por la pendiente demagógica del enfrentamiento entre los de arriba y los de abajo y demoniza empresarios con nombres y apellidos señalándolos como enemigos del pueblo; y cuando la ministra de Hacienda usa la legislación fiscal como palanca electoral y encadena subidas impositivas y alzas de las cotizaciones que ahogan a la clase productiva sin tocar el gasto, resulta hipócrita ahora llevarse las manos a la cabeza”.

El director de El Español, Pedro J. Ramírez, aporta un matiz en la culpalización. “El efecto Podemos expulsa a Ferrovial de España”, subraya la responsabilidad morada en el título de su pieza editorial. Y luego, lo explica dentro: “Que España carece hoy de un marco jurídico estable para sus empresas es una trágica obviedad. Y no es por tanto aventurado suponer que el clima político generado por Podemos desde el Gobierno, clima que Pedro Sánchez ha aceptado con complacencia, cuando no promovido de forma irresponsable demonizando a las empresas y a los empresarios, ha tenido bastante que ver en la decisión de Ferrovial”.

"España está sumida en políticas gubernamentales dominadas por un proceso populista que exige de continuo decisiones lesivas para determinados sectores, entre ellos y singularmente, el empresarial"

José A. Zarzalejos (El Confidencial)

Así se va Ferrovial de la España populista de Pedro Sánchez”, aporta su óbolo José Antonio Zarzalejos en El Confidencial. Como leíamos más arriba, el veterano opinatero desliza que lo raro es que no se vayan más: “España está sumida en políticas gubernamentales dominadas por un proceso populista que exige de continuo decisiones lesivas para determinados sectores, entre ellos y singularmente, el empresarial. Ahí está el proceso inquisitorial a las grandes distribuidoras por el incremento de los precios de los alimentos básicos, que se debe al proceso inflacionista, que ha vuelto a repuntar pese a los pronósticos de que no lo haría. Desde determinados ministerios, se lanzan veredictos inapelables contra las empresas para así desviar las responsabilidades de las fallidas políticas gubernamentales, además de por el contexto internacional. Por lo tanto, a nadie puede extrañar que decisiones como la de Ferrovial no sean singulares”.

Como fin de fiesta, les copio-pego el cóctel que se marca Pablo Planas en Libertad Digital. Baste decir que la pieza se titula “Ferrovial huye del paraíso socialista: sexo, drogas y fondos públicos” para comprender que en ella cabe de todo: “El Gobierno ha montado en cólera. Tal vez tema que Ferrovial no sea la primera ni la única empresa que hace las maletas en la España de Sánchez y sus socios de Podemos, ERC y Bildu, esa España contaminada por el "procés" y en la que campan a sus anchas los puticlistas del PSOE y tipos como Iglesias, Rufián y Junqueras”.