“Halluso” - No ha sentado bien en el ultramonte diestro el concierto de pitos que recibió su heroína, Díaz Ayuso, al ser distinguida como alumna ilustre en la Universidad Complutense de Madrid. “Es una minoría que grita mucho y trabaja poco. Es caldo de cultivo para las formaciones antisistema que están en contra de la libertad en la Universidad”, protestaba el director de La Razón, Francisco Marhuenda, mientras, también en el diario azulón, Pedro Narváez hacía su pedorreta: “Vamos, chicos, si a poco que os dejen sois capaces de escribir Ayuso con ll y con h, y aún así parece que sepan toda la estantería de Teoría Política”.
¡Que se la paguen ellos! - En Libertad Digital, Carmelo Jordá se encorajinaba bajo el curioso argumento de que él paga los estudios a los jóvenes protestones: “Da la casualidad de que en Madrid, por ejemplo, los que sufragamos la Complutense para que forme pésimamente a toneladas de estudiantes votamos masivamente a Ayuso y, por tanto, parece bastante difícil que este pequeño homenaje nos resulte una cosa tan ofensiva e indignante. A mí, si la izquierda quiere tener una universidad para ponerle el nombre de Almudena Grandes y nombrar doctor honoris causa a Oriol Junqueras, por ejemplo, me parece estupendo, pero no con mi dinero: que se la paguen ellos”.
Por la senda de Thatcher- En el mismo chiringo digital, Santiago Navajas ponía a la emperatriz de Sol a la altura de la Dama de Hierro antes de derrapar hacia Cuba: "En la senda de Thatcher, Isabel Díaz Ayuso. Sea Oxford o la Complutense, la Universidad tiende a ser también una cantera de odio ideológico, fanatismo partidista, odio de secta e intolerancia social. Ayer, los estudiantes de izquierda gritaban “cucaracha” y “asesina” a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Los mismos que en la dictadura cubana gritan “gusanos” a los que defienden la democracia mientras los torturan".
Hasta Vinicius - Por si quedaba algo por mezclar, Ignacio Ruiz-Quintano añadía en ABC a cierta estrella del Real Madrid: “La España cafre que grita mono a Vinicius en el estadio es la misma España cafre que grita asesina a Ayuso en la Universidad, es decir, la España de la sartén por el mango: el mango de la Revolución Pendiente con su aire amenazador”.