No hacía falta ser Nostradamus para predecir por dónde saldría hoy el sol opinatero. "El Día del liberado sindical", titula Francisco Marhuenda su pieza en La Razón. Según el estajanovista jornalero de las teclas, los que salen a la calle el 1 de mayo son del tipo perezoso: "El Primero de Mayo es su gran momento, porque es el «día del liberado sindical». Es verdad que es una convocatoria en declive y año tras año consiguen pinchar. No sé si cada vez hay menos liberados, cosa que desmienten las cifras, o prefieren descansar tras las jornadas agotadoras al servicio de sus respectivos sindicatos. La realidad objetiva se constata en las calles, porque no se llenan más allá de algunos miles de personas que cumplen con esa cita que tiene un origen muy loable".
Y, cómo no, en la pieza del director del diario azulón no podía faltar el obligado coscorrón a su odiado sindicalista de los empresarios: "La Constitución recoge su papel en su artículo 7, junto a las asociaciones empresariales, algunas también escasamente representativas y en manos, como sucede con la CEOE, de burócratas que viven, como Garamendi, de la profesionalización de una labor que debería ser gratuita". ¿Qué le habrá hecho Garamendi?
Ya sin mención al de los patronos, el editorialista calca el potito ideológico de rigor: "Las manifestaciones convocadas por los sindicatos de clase, UGT y CC.OO., con motivo del Primero de Mayo, no sólo han tenido la escasa asistencia que viene siendo la tónica habitual, sino, podría decirse, una amplísima representación de asalariados públicos, comenzando por la docena de ministros y altos cargos del Gobierno, que explican el, cada vez mayor, distanciamiento que existe entre los trabajadores de este país y unas organizaciones sindicales a las que hay que mantener con el respirador de las millonarias subvenciones públicas".
"Primero de mayo: retrato de familia obrera y gubernativa", titula ABC el editorial dedicado a la cosa. También es verdad que convocantes y asistentes lo pusieron a huevo: "Que la protagonista de la marcha del Primero de Mayo fuese ayer la vicepresidenta segunda del mismo Ejecutivo al que los sindicatos deberían pedir explicaciones y poner contra las cuerdas dice mucho del deterioro alcanzado por unos ‘agentes sociales’ cuya credibilidad es inversamente proporcional a su complicidad con el Ejecutivo que financia su indolencia".
También en el vetusto diario, Jesús Nieto Jurado hace dedos sobre el asunto: "Un Primero de Mayo es un festivo sin Santo. Romería descafeinada del unte, el sobaquillo y la pancarta que se agitó -recuerden- junto a los golpistas del 1-O. Establecer los años por el Primero de Mayo es una manía como cualquier otra. Ayuso está donde está, se ve que no la frenaron y eso que era campaña en Madrid, y el fascismo de verdad, el ruso, queda difuminado. Los sindicatos piden Paz como quien pide un bisoñé o una grapadora".
No podía faltar la carga de profundidad de Federico Jiménez Losantos en El Mundo. "La banda de Yolanda" es el encabezado. Y el arranque, este: "Nunca tanto vago homenajeó a semejante nulidad. Según la Delegación del Gobierno, que comparte el odio a las matemáticas con Tezanos, diez mil personas acudieron a la Manifestación del 1 de mayo -échenle cuatro mil- para homenajear a Yolanda Díaz, que desfiló de obrera de Chanel junto a Pilar Alegría, verduga de la enseñanza pública".
También se dirige a la vicepresidenta Miquel Giménez en Vózpopuli. El final del párrafo es el retrato del escribidor. El único sindicato que mola es el de Vox: "Ya lo ve, ministra. Los trabajadores, desde el peón hasta el mediano empresario -que aquí la cosa va de quien se gana la vida con su esfuerzo y quien se la gana merced a la subvención-, pasan soberanamente de sus voceros sindicales. Tangencialmente, Vox convoca en Cádiz junto al sindicato Solidaridad y llena. Y nadie lo quiere ver".
En El Debate, la chanza la firma Antonio R. Naranjo: "Ayer celebraron el 1 de mayo disfrazados de currantes, en un número inferior al del total de liberados sindicales que conforman un censo infinito pero desconocido: nadie sabe cuántos son, pero todo el mundo intuye que trabajan lo mismo que el peluquero de Kojak, el sastre de Tarzán y el endocrino de Junqueras juntos".
Dos de mayo, fiesta nacional
Y si ayer fue primero de mayo, hoy es día dos, fiesta de Madrid que debería serlo, proclama Ignacio Camacho en ABC, de toda España: "El Dos de Mayo debería ser una efeméride nacional, o sea, de España, en tanto que conmemora un hecho fundacional de la moderna nación española. Esa insurrección espontánea y bastante atávica contra la potencia invasora, aquel castizo día de cólera como lo llama Pérez Reverte, representa uno de esos puntos de inflexión sobre cuya potencia simbólica gira a veces el curso de la Historia".
Mayte Alcaraz también se viste de fiesta nacional en El Debate, aunque su bridis va por la gran lideresa: "Madrid celebra hoy con sus cañas, sus tapas y sus vecinos de aquí y de allá, su DÍA (aprovechando el acrónimo mal intencionado) indiferente a los insultos de Rufián, al ninguneo de Sánchez, a sus transferencias culposas a Aragonés o a su difamado dumpin. Celebra, en fin, tener la cabeza alta y los impuestos cortos".
Y la propia aludida, Isabel Díaz Ayuso,. firma un sabanón en El Mundo bajo el título "Un 2 de mayo español". Obviamente, no ha escrito ni una letra de la filípica que, en realidad, no va de la invasión francesa sino de otra cosa. La de siempre, como muestra el arranque de la pieza: "Padecemos un Gobierno central que, en los peores momentos, ha ejercido el poder inconstitucionalmente, como si España no tuviera Parlamento; un presidente del Gobierno que permite que sus ministros hagan declaraciones propias de lo que son: antisistemas; que calla cuando se pisan los derechos de los castellano hablantes de algunas regiones, a pesar de las sentencias judiciales; que premia a etarras e indulta a golpistas; descapitaliza España y la enfrenta; deserta de la acción internacional, permitiendo que a España se la humille o se la ningunee".