La suya es una historia no solo de éxito, sino de resiliencia y apoyo mutuo. Helen Adams Keller nació en 1880 en Alabama con sus sentidos intactos pero a los 19 meses, perdió la visión y la audición como resultado de la fiebre escarlata o una meningitis. Con ceguera y sorderas totales, el bebé se enfrentó al mundo desde el aislamiento total solo comunicándose con la hija de una cocinera de la casa de seis años de edad con quien conectaba con algunos signos. Con siete años, Helen ya tenía un repertorio de más de 60 signos y podía identificar quién entraba por la puerta por la vibración de sus pisadas. Agudizó sus sentidos pero su primera infancia transcurrió entre el aislamiento, la frustración y la ira. En su mundo de oscuridad y silencio no entendía órdenes ni procesos como lavarse, utilizar cubiertos o vestirse. A medida que crecía, era una criatura ingobernable y absolutamente aislada al punto de ser internada en una institución por el resto de su vida.
La luz de una maestra
Todo cambió cuando Anne Sullivan, ex alumna del colegio para ciegos y sordos Perkins de Boston, llegó a la vida de los Keller para enseñar durante décadas a Helen a ser consciente del mundo. Anne, de tan solo 20 años, que había perdido la visión en un ojo y que conocía la comunicación a través del tacto, fue su institutriz primero e inseparable asistente y amiga durante 50 años. Pero los inicios no fueron fáciles. Helen no entendía lo que Anne quería decir con los movimientos de sus dedos en la mano pero poco a poco comenzó a percibir que cada movimiento correspondía a una letra, que éstas formaban una palabra y finalmente una frase. Lo hizo con utensilios de cocina, una muñeca y o el agua de una fuente. Letra a letra en una mano y el objeto en la otra, consiguió que Helen descubriera lo que luego llamó “el misterio del lenguaje”. Fue su entrada al conocimiento y el arranque de su largo camino para aprender a leer, escribir y finalmente, hablar. A los 14 años, un año después, Helen ingresó en la Escuela Perkins donde se preparó para entrar en el Cambridge Schools for Young Ladies, un colegio de señoritas preparatorio de la Universidad y con acceso al Radcliffe College, la división femenina a de Harvard.
Escritora, conferenciante y política
Helen se graduó con un Bachelor of Arts, un grado en Humanidades y se convirtió en la primera persona con capacidad auditiva y visual con un título universitario. Tenía 24 años. Su empeño en comunicarse no hallaba límites y aprendió a escuchar colocando su mano en la boca de la persona que le hablaba e identificando cada palabra por el movimiento de los labios. Leía, escribía y lo hacía con talento. Escribió 14 libros y numerosos ensayos y artículos sobre su historia y filosofía de vida.
Además, se convirtió en una activista y política comprometida, luchó por los derechos de las personas con discapacidad, los derechos laborales y la igualdad de género y e incluso en defensa de los métodos anticonceptivos. Cofundó la Unión Americana de Libertades Civiles, que aún hoy lucha por los derechos de las minorías. Fue además vigilada por el FBI por sus ideas socialistas y su perfil profesional de educadora y divulgadora. Visitó una treintena de países expresando la importancia de la educación y la superación de las barreras que enfrentan las personas con discapacidad y diciendo al mundo que ni hay límites, ni ninguna dificultad nos define.
Conoció a 13 presidentes de los EE.UU y le fue otorgado poco antes de morir, en 1968 a los 87, años la Presidencial Medal of Freedom, el mayor reconocimiento civil siendo una de las personalidades más célebres del país. Se han acuñado monedas con su efigie y existen estatuas y bustos en homenaje a su figura. Ivy Green, su casa natal en Tucumbia, donde recibió las primeras clases de Anne Sullivan, es hoy una casa- museo histórica y la biblioteca municipal lleva su nombre.
Twain, Chaplin y Bell Cruce de caminos
La vida de Helen Keller fue un largo camino donde se cruzaron personalidades que ayudaron a la joven a conseguir sus logros y llevar una vida extraordinaria. No conoció personalmente a Alexander Graham Bell, pero gracias a él accedió al colegio Perkins. Bell venía de una familia dedicada a la fonación y locución, con su madre y mujer sordas y trabajaba con niños con discapacidad auditiva. Mark Twain también tiene un espacio en su biografía ya que el escritor, admirado por su determinación, puso a la familia en contacto con el millonario Henry Huttleston Rogers, que junto a su esposa Abbie, sufragaron los estudios universitarios de Helen. En su vida se cruzó también Charles Chaplin debido a la faceta más artística de Helen, ya que participó en diversas obras de teatro de variedades en los años 20.