Francisco Carcabilla es socio colaborador de la asociación Besarkada-Abrazo, cuya misión principal se basa en acoger a personas que han perdido a un ser querido por suicidio. En el año 2020 acudió a Besarkada tras el fallecimiento de su hijo. Desde 2021 colabora en lo que buenamente puede, ya que no tiene un cargo establecido como tal.

Lo más gratificante para él de colaborar con esta organización que lleva operando unos diez años aproximadamente es devolver un poco lo que le dieron a él en su día. Nos cuenta desde su experiencia que en el momento en el que perdió a su hijo cayó en una oscuridad en la que no entendía nada.

Besarkada-Abrazo Cedida

“Te haces muchas preguntas, te echas muchas culpas, y esa luz que me dieron a mí en su día es la que intento devolver ahora poco a poco, colaborando para que otras personas que puedan estar en la misma situación que estuve yo puedan salir adelante y aprender a vivir de otra manera”, nos explica.

 Sin embargo, Francisco nos cuenta que han tenido que enfrentarse a algunos retos. Aunque la labor principal de la asociación es la mencionada anteriormente, dar acogida a esos familiares y amigos y ayudarlos a sobrellevar el duelo, “porque es uno de los duelos más traumáticos que hay”, esta labor se complica cuando no se habla del tema: “Si no se habla del suicidio, de los que quedamos después de él todavía menos. Somos unos olvidados”.

Besarkada-Abrazo durante una sesión Cedida

 Aun así, Francisco está orgulloso de que últimamente se estén dando formaciones en centros educativos al profesorado, y también a sanitarios y policías. Además, ellos siempre están dispuestos a dar charlas allá donde se les requiera para divulgar la causa, por lo que para todo lo que sea “colaborar y dar visibilidad” están disponibles.

Si quieres contarnos tu historia, puedes escribir a: igandeaplus@ntm.eus


A la derecha, Francisco Carcabilla en una jornada para la prevención del suicidio. Cedida

Para poder ayudar a la asociación, Francisco nos habla de la posibilidad del voluntariado, aunque comenta que en este caso es un poco más complicado de realizar porque las acciones son de formación, por lo que lo más óptimo sería poder contar con psicólogos o trabajadores sociales que tuvieran algunas horas libres y quisieran colaborar con la asociación.

No obstante, también nos presenta otras opciones como hacerse socio o contribuir económicamente en algunos de los retos que tienen abiertos para poder financiar sus labores.

“Una de las cosas que hacemos es la ayuda psicológica y para los menores intentamos que sea gratuita. Al final, los recursos de la asociación son escasos”, señala el propio Carcabilla. 

Con la intención de acabar con los prejuicios y los tabúes, Francisco anima a que la gente se ponga en contacto con ellos y no dude a la hora de preguntar cualquier duda que tenga al respecto, pues ellos están dispuestos a resolverlas, a colaborar y a orientar a todo aquel o aquella en lo que considere oportuno.

Por lo tanto, nos recuerda que el suicidio no va dirigido a un sector en concreto, ya sea económico o de ideas políticas, sino que es algo que le puede pasar a cualquiera y en cualquier momento. Por esto, insiste en que es necesario formarse e informarse más sobre el tema: “Si estamos informados podemos darnos cuenta de si hay alguna persona a nuestro alrededor que está sufriendo y podemos ayudarla”.

Participantes del proyecto ‘Pedaladas de visibilidad’. Cedida

Un reto para visibilizar la prevención que une vidas

Francisco cuenta que entre sus colaboraciones con otras asociaciones la que más le impactó fue el proyecto llevado a cabo con el Club Deportivo para Ciegos de Navarra, con la colaboración de Ayuda-In, en el que emprendieron el Camino de Santiago en tándem. Se trató de un recorrido de 750 kilómetros denominado Pedaladas de visibilidad, cuyo objetivo estaba basado en visibilizar la prevención del suicidio.

Para Francisco, que lleva dos años llevando acabo retos deportivos ha sido toda una experiencia: “Éramos personas que no nos conocíamos de nada, conviviendo trece días en un reto deportivo con todo lo que eso conlleva. Hacía treinta años que no montaba en bici”. Pese a todo, y aunque no se conocían entre ellos, destaca que la convivencia fue buena y la experiencia gratificante.

Estar informados sobre la autolisis nos ayuda a ser capaces de prevenirla

A veces es necesario parar nuestro ritmo de vida y observar si hay alguien que necesita nuestra ayuda

En consideración de Francisco Carcabilla, la sociedad actual debería sufrir un cambio, pues cree que el suicidio no es algo que solo les afecte a los familiares cercanos, sino que afecta a muchas más cosas en general.

Cree fervientemente que vivimos acelerados y de espaldas a los problemas de los demás: “Normalmente, ahora mismo, hasta que no nos afecta algo no nos damos cuenta”. En su opinión, deberíamos recapacitar, “frenar un poco el ritmo de vida que llevamos y pararnos a pensar”. 


En base a su experiencia propia, nos cuenta uno de los sucesos que más le ha marcado desde que colabora con la asociación. Durante el proyecto Pedaladas de visibilidad en el que recorrió el Camino de Santiago, Francisco le hizo una novena a su hijo en la que hablaba de los tabúes del suicidio y de varias cosas más relacionadas con él.

Por lo tanto, lo que más le impresionó fue que hubo un par de padres y alguna madre que le agradecieron el gesto, pero sobre todo, le sorprendió el testimonio de un padre que le escribió por privado para agradecerle sus palabras, ya que tras haberle oído a él, había tomado la decisión de hablar con sus hijos.

Tal y como nos cuenta, se había quitado ese miedo de enfrentarse y de preguntar, y había hablado directamente con ellos, por lo que se encontraba más descansado. De hecho, le habían contado cosas que “normalmente los hijos no cuentan a los padres”, por cuestiones de cercanía. “Lo que más me ha impactado ha sido esa gente que me ha dicho: ‘Gracias a oírte he podido afrontar esto”, remata.