Mientras culmina su gira de despedida, el artista da rienda suelta a otra de sus grandes pasiones que le acompañan incondicionalmente, la escritura. Tras el éxito de El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, ahora presenta una novela llena de música y ternura, Votos en contra, donde conoceremos a Lea, una joven que trabaja como comercial en una clínica de fertilidad, pero que no quiere ser madre.
Mientras intenta superar una ruptura, recibe una orden de desalojo y decide embarcarse en la compra de una casa. La encontrará en el Reino de Belmonte, un piso en nuda propiedad en el que viven dos ancianos, Estrella e Inocencio. “Y sin saber cómo -o sabiéndolo a pies juntillas- entra a formar parte de un plan por mantener la realidad de un mundo que no existe”, cuentan desde la editorial.
¿Cómo ha llegado a sus manos esta historia, la que ahora recoge en Votos en contra, que muchos habrán olvidado y otros ni siquiera hemos vivido?
-La idea de la novela la tenía incluso antes de la primera, pero no me veía capacitado para todo lo que quería contar. Eran muchas capas, quería construirlo muy bien para que no se me cayese... La cuestión es que la madre de mi hijo vive muy cerca de ese barrio, yo vivo bastante cerca. Cuando me iba a mudar para estar cerca lo iba a hacer al barrio de los poetas, aunque nadie lo llamaba así. Lo llamaban el barrio Saconia, por la constructora que construyó todo este barrio encima de una barriada que se independizó de España durante una semana. Ahí vi un hilo, empecé a tirar y cada vez era más Wes Andersoniana la movida. Yo tengo una frase que me encanta, que es que “cualquier parecido con la coincidencia es mera realidad”. Y a veces cuando haces la hipérbole más grande, ni te aproximas.
En esta obra, una de las preocupaciones es la cercanía de la muerte. ¿Cómo conseguimos temerle tan poco a la muerte como lo hacen sus personajes?
-Creo que tiene algo que ver con cómo se abraza la muerte a nivel sociocultural aquí. En México y en otros lugares se abraza de otra manera. No es que la vida no valga...
Es abrir una nueva puerta.
-Sí, le dan un peso sobre todo sabiendo que lo bonito de la vida es lo finita que puede ser, y que al final quedamos en las personas. Las personas, más que superar nuestra pérdida -que es inevitable-, tienen que celebrar lo que ha supuesto esa persona, y en cada cosa que vivas saber que esa parte de ella va contigo.
Hasta el punto de que todo un barrio se vuelca para hacer creer a uno de los personajes que lo que cree es real, que siguen independizados del Estado.
-Sí. Esta novela me ha servido a mí también para darme cuenta de que cada persona tiene derecho a una mentira favorita. Bastantes cosas malas pasan en la vida para que no tengamos derecho a abrazar nuestra mentira favorita. Y que el BOE te diga que no, tus padres te digan que no, tu pareja si la tienes te diga que no... Pero si tú crees que sí, tienes que ir a pies juntillas con ello, siempre y cuando no coartes la libertad de otra persona. Me parece que esto es muy bonito, y como últimamente estoy intentando diseccionar mucho el concepto de la verdad y la mentira, es raro porque la verdad hasta que no hay 100% verdad es una mentira. Una media verdad es mentira, tres cuartos de verdad son mentira... Pero una mentira, si esperas el tiempo suficiente, arraiga y se convierte en verdad. No estoy haciendo apología de la mentira, pero muchas veces el concepto de patria, de según qué cosas, tiene que ver con una mentira que ha arraigado, la han blindado, le han puesto leyes, y ya está. Creo que tenemos derecho, ya que hemos venido a este mundo, a elegir cuál es nuestra mentira favorita.
Y, además de esta novela, ahora se encuentra inmerso en su gira de despedida, habiendo hecho su parada en Bilbao. ¿Cómo es la acogida del público vasco?
-Increíble. La verdad es que para nosotros es una locura cómo nos quiere el público de Bilbao. Nos sentimos muy queridos y es muy bonito. Además, Bilbao era el antepenúltimo concierto de salas junto a Salamanca y Barcelona, y luego quedan festivales y fiestas grandes.
¿Cómo está viviendo esta despedida?
-Muy en carne viva. Ya me pasó factura cuando tocamos en Santiago de Compostela dos días seguidos. El último concierto hubo un momento en la canción Multiverso, con todo el mundo coreando y botando. Se creó una sinergia muy bonita y me puse a llorar en la espalda de mi corista. Y honré a la emoción porque me encantó. Lo estoy viviendo honrando a la emoción.
Musicalidad está claro que no le falta, porque la tendremos también en todas las novelas que vaya escribiendo. Como participante del primer Benidorm Fest, ¿cómo ve a Nebulossa?
-Cada día que pasa estoy más convencido de que no sé qué va a pasar. Había cinco propuestas que yo creía que podían ganar en el Benidorm Fest, Nebulossa incluida, y fue curioso porque yo me enteré de quién había ganado mientras cantaba en Zaragoza. Termina el concierto, estamos despidiéndonos y alguien saca un teléfono que en mi recuerdo era gigante y ponía Nebulossa. Al verlo, hice que mil personas gritasen Zorra.
Algo más claro tenemos su porvenir. Va a seguir ligado a la literatura. ¿Qué le depara a partir de ahora?
-Empezar la siguiente novela. Voy a intentar tomármelo con otra velocidad. Y espero y me gustaría seguir ligado a todo lo que tiene que ver con el Benidorm Fest y con Radio Televisión Española, tengo un programa en Radio 3 y creo que también voy por ahí. Y luego, componiendo y produciendo para otros artistas.
Al detalle
La música siempre ha acompañado a David Martínez Álvarez, conocido por muchos como Rayden. Tras pasar por el primer Benidorm Fest con Calle de la llorería, ahora se encuentra inmerso en su gira de despedida, que hace unas semanas recaló con sold out en Bilbao.
En el ámbito literario encontramos dos novelas con mucha música. El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo (que también responde al título de una de sus canciones) fue su primera incursión en el mundo de la novela.
Ahora le sigue el nuevo libro que ha presentado recientemente, Votos en contra, una obra con banda sonora propia (cada capítulo arranca con una canción) y que nos acerca a Cerro Belmonte, un barrio madrileño que se independizó de España en los noventa durante una semana. Allí, inmersos en la lectura, conoceremos a unos personajes a los que es fácil coger cariño.