Si hablamos de Álava, hablamos, sobre todo, de gastronomía. Así como en el resto de tierras vascas, en las alavesas también hay espacio para la buena cocina. Ya sea comida tradicional o elaboraciones más innovadoras, lo cierto es que hay un amplio abanico para todos los paladares y gustos.
Asimismo, existe un pueblo alavés donde mejor se come. Según asegura la revista ‘Viajar’ en uno de sus recientes artículos, hay un municipio que presume de tener la mejor gastronomía de todo el territorio. ¿De cuál hablamos? Veámoslo.
El templo de la cocina en Álava
Tal y como afirma la citada publicación, el pueblo que ostenta este honor es Elciego. Ubicado en la Rioja Alavesa, presume de tener una merecida reputación como uno de los lugares tanto de Álava como de todo Euskadi donde mejor se come.
Gracias a una mezcla de larga tradición culinaria, hospitalidad y categoría, esa localidad del sur de nuestro territorio se ha consolidado como un destino obligatorio para los amantes del buen comer y beber.
Marqués de Riscal: el alma de Elciego
Hablar de Elciego es hablar del Marqués de Riscal, una de las bodegas más icónicas que se conocen. Fundada en 1858, esta bodega es famosa por la calidad excepcional de sus vinos, así como por la espectacular arquitectura de su edificio principal.
Diseñado por el arquitecto Frank Gehry, el mismo creador del Museo Guggenheim Bilbao, el edificio es un impresionante ejemplo de arte contemporáneo que contrasta con el entorno tradicional de la villa.
Las visitas guiadas a la bodega, disponibles por un precio muy accesible de 25 € por persona, incluyen una cata que permite a los visitantes descubrir los matices de sus vinos más emblemáticos.
Experiencia culinaria de altura
Además de su fama vinícola, la bodega alberga el prestigioso Restaurante Marqués de Riscal, que en su momento ostentó una Estrella Michelin. Este restaurante ofrece una experiencia gastronómica basada en productos de la región, pero tratados con creatividad y técnica.
El menú incluye platos que son verdaderas delicias, como la tosta templada con queso ‘Los Cameros’, un manjar que combina la cremosidad del queso con toques de textura y sabor, o el tartar de calamar con su toffee, que aporta un equilibrio entre dulzura y frescura.
El Restaurante Marqués de Riscal es, sin duda, una parada imprescindible para los paladares más exigentes. No obstante, Elciego tiene mucho más con qué sorprender a los aficionados a la buena mesa.
Sabores auténticos en cada rincón
Uno de los mayores atractivos de Elciego es su calidad culinaria, presente en cualquier rincón del pueblo. Paseando por su casco histórico, con calles empedradas y casas de piedra cargadas de historia, hay innumerables bares, tabernas y restaurantes que sirven los platos tradicionales vascos.
Entre los imprescindibles están las patatas con chorizo, un plato sencillo pero lleno de sabor, donde los productos locales frescos marcan la diferencia. Este guiso, que combina patatas tiernas con chorizo de primera calidad, es un tributo a la cocina humilde y reconfortante.
Otro clásico son las alubias rojas, servidas con sus sacramentos, como morcilla, tocino y chorizo, un plato contundente que calienta el cuerpo y el alma, especialmente en los meses fríos.
Para los amantes de la carne, las chuletillas de cordero al sarmiento son una delicia que muestra la unión entre la gastronomía y la viticultura de la región. cocinadas a la brasa con sarmientos de vid, adquieren un aroma único e inigualable.
Más allá de la comida: el encanto de Elciego
La gastronomía es solo una de las razones para visitar Elciego. Su encanto se extiende a su patrimonio histórico y su ambiente acogedor. Entre sus atractivos destaca la iglesia de San Andrés, una joya arquitectónica del siglo XVI que dibuja el horizonte del pueblo.
También es recomendable descubrir por sus calles y conocer rincones llenos de historia, como antiguas bodegas familiares y plazas pintorescas donde el tiempo parece haberse detenido.
Elciego es también un punto de partida ideal para explorar la Rioja Alavesa, una región famosa por sus viñedos y paisajes ondulados. La oferta de actividades es amplia: desde rutas en bicicleta entre viñedos hasta catas de vino en bodegas boutique.