Recientemente, un nuevo fenómeno gastronómico ha llegado para quedarse: los ‘Flat Croissants’. Esta tendencia, que ha causado sensación en ciudades como Madrid, ya está disponible en Vitoria, siendo una oportunidad única para quienes quieran buscar nuevas experiencias culinarias.
Gracias a su textura y sabores irresistibles, estos croissants prometen ser el próximo gran éxito en el mundo ‘foodie’.¿Cuáles son sus secretos? Vamos a descubrirlos de la mano de ‘El Disfrutómetro’, un famoso influencer gastronómico que muestra lo mejor de la cocina.
Una nueva forma de disfrutar el croissant
El 'Flat Croissant' es una reinvención del clásico bollo francés. Su peculiaridad se basa en la transformación de la tradicional masa de hojaldre: ha sido aplanada hasta alcanzar una finura extrema, pero sin sacrificar ni un ápice de su sabor característico.
Este diseño innovador lo hace visualmente atractivo y permite añadir coberturas que lo elevan al nivel de un auténtico postre gourmet.
Actualmente, se pueden encontrar tres versiones que combinan chocolate blanco con ingredientes cuidadosamente seleccionados: fresas, pistachos y una opción de chocolate blanco puro para los más clásicos.
Los mejores croissants están en Vitoria
Para quienes deseen probar esta delicia, el único lugar donde podrán encontrar los 'Flat Croissants' en Vitoria es en ‘Corassant coffee bar’, ubicada en la Cuesta San Francisco. Este establecimiento, conocido por sus propuestas innovadoras en repostería, ha apostado por traer esta tendencia
Otro dato a tener en cuenta es que los ‘Flat Croissants’ solo están disponibles los fines de semana, de viernes a domingo. Esta limitación refuerza su carácter especial, convirtiendo la experiencia de disfrutarlos en un pequeño lujo reservado para el final de la semana.
Por ello, no es de extrañar que las colas sean una constante en las puertas de ‘Corassant coffee bar’ durante estos días.
Más que un dulce: una tendencia en auge
El fenómeno de los ‘Flat Croissants’ no es casualidad. En los últimos años, el mundo de la repostería ha experimentado una verdadera revolución creativa. Los consumidores ya no buscan solo el sabor: ahora también valoran aspectos como la innovación y la estética.
De hecho, los ‘Flat Croissants’ han generado un gran revuelo en plataformas como Instagram y TikTok, donde los usuarios comparten imágenes de estas joyas dulces, convirtiéndolas en un objeto de deseo.
Y es que, su aspecto impecable y la originalidad de las coberturas los hacen perfectos para un público joven, con ganas de experiencias únicas y contenido atractivo.
Acerca del croissant
El croissant es un panecillo de origen francés, conocido por su forma de media luna y su textura ligera y hojaldrada. Su elaboración está basada en una masa laminada que combina harina, levadura, azúcar, sal y una generosa cantidad de mantequilla, lo que le confiere su distintivo sabor rico y textura crujiente por fuera pero suave en su interior.
La técnica de laminado, que consiste en plegar la masa con capas de mantequilla y luego extenderla, es fundamental para crear las finas capas características del croissant.
Su origen
Aunque el croissant está asociado con la cultura francesa, su historia se remonta al kipferl austríaco, un pan dulce en forma de media luna popular en Europa central.
La versión francesa moderna surgió en el siglo XIX, cuando pasteleros en Francia adoptaron y refinaron la receta, añadiendo la técnica del laminado que define al croissant tal como lo conocemos hoy.
Muchas opciones
El croissant es versátil y puede disfrutarse de diversas maneras. En su versión clásica, es un acompañamiento ideal para el café o el té en el desayuno. También existen variedades rellenas, como las de chocolate, almendra o jamón y queso, que lo hacen adecuado para cualquier momento del día.
Asimismo, se ha convertido en un símbolo de la repostería gourmet, siendo reinterpretado por chefs y panaderos con toques creativos.
Icono gastronómico
Más allá de su delicioso sabor, el croissant es un icono de la cultura gastronómica francesa y un ejemplo de cómo la pastelería puede ser tanto un arte como una ciencia.
Su elaboración requiere habilidad, paciencia y atención al detalle, haciendo de cada croissant una pequeña obra maestra que celebra la unión de simplicidad e indulgencia.