Las tablas de quesos son relativamente sencillas de preparar, entre otras cosas porque no requieren entrar en la cocina, pero sí que llevan su tiempo, sobre todo a la hora de hacer la compra y pensar cómo disponer cada alimento para crear un resultado equilibrado y estético. Sirven tanto para un picoteo informal como para una ocasión especial; y siempre funcionan y sorprenden a los comensales.
El éxito a la hora de servir una tabla de quesos no solo depende de la cantidad y calidad de los quesos, sino de cómo se presenten y se coloquen, porque el orden, a la hora de probarlos, es muy importante. Aunque no se aprecie a primera vista, es fundamental colocar los quesos teniendo en cuenta el paladar, y comenzar por los más suaves, para terminar por los más fuertes en cuanto a sabor y aroma. Siguiendo esta idea es más fácil empezar a trabajar sobre la tabla y jugar con otros alimentos y complementos que den color al resultado.
Aquí va una serie de consejos a tener en cuenta:
* Elegir la tabla. Las tablas de madera siempre han estado presentes en la cocina, son imprescindibles en el día a día de cualquier cocinero, pero para convertirse en base de este tipo de aperitivos mejor dejar en el cajón las tablas viejas y llenas de golpes, y escoger un modelo nuevo. En el mercado se nota que están de moda, y se pueden encontrar diseños originales, con formas redondas, rectangulares o incluso irregulares, en diferentes tonos y maderas, e incluso combinadas con mármol u otros materiales.
* Los quesos, protagonistas. Suele ser el producto central, por eso lo ideal es servir entre seis y ocho quesos diferentes. La variedad es clave y se puede jugar con quesos elaborados con distintas leches (vaca, oveja y cabra), distintos estados de maduración, texturas y cortezas variadas. Un detalle importante es que los quesos estén a temperatura ambiente antes de consumirlos. Además, el corte es clave, ya que cada queso pide un tipo de corte y una forma correcta de servirlo: los quesos más duros, en lonchas o en cuñas; los de pasta blanda mejor cortados en forma de pequeños cubiletes, y los blancos en cuencos para untar.
* Embutidos. Para completar, lo que más suele gustar son los embutidos: jamón, salchichón, lomo embuchado... Se pueden colocar en filas, en montoncitos, o con forma de flores (se pueden enroscar las loncha formando pétalos).
* Otros productos de temporada. Estamos en otoño, así que se puede aprovechar para complementar la tabla con higos, mermeladas y compotas, frutos secos, uvas, frambuesas y manzanas en trozos, que además sirven para limpiar el sabor entre queso y queso.
* Pan. Es fundamental y lo ideal es jugar con varios tipos y texturas: rebanadas de miga blanca e integral, hechos con nueces y pasas, en forma de colines... También pueden colocarse galletas saladas, crackers...